Por Daniel Gutman.-BUENOS AIRES, 23 Oct 2017 (IPS) – Ganó en los cinco distritos más importantes del país, que concentran la mayor parte de la población y la actividad económica, y venció también en varias provincias del norte, las más castigadas por la pobreza y el atraso, que hasta ahora le habían dado la espalda.
Además, e presidente de Argentina, Mauricio Macri, derrotó con un candidato de perfil bajo a su principal adversaria, la exmandataria Cristina Fernández, y sometió a la oposición, que ya estaba dividida y ahora deberá rearmar su discurso, en las elecciones legislativas parciales del domingo 22,
El gobernante consiguió un fuerte respaldo de la población en estos comicios que abren la segunda etapa de su gobierno. Será, según coinciden los analistas, un período de reformas económicas más profundas, ya que ahora hay un presidente con mayor poder.
El propio presidente pareció confirmar esa impresión el domingo cerca de la medianoche, en medio de los festejos de funcionarios y militantes, cuando exclamó: "Recién estamos empezando a transformar nuestra querida Argentina".
Este lunes 23, en el ámbito más sereno de una conferencia de prensa, agregó: "Argentina no tiene que tenerle miedo a las reformas. Nos van a permitir evolucionar; van a generar entusiasmo y alegría".
Macri llegó al gobierno en diciembre de 2015 luego de perder en la primera vuelta y vencer en la segunda, por menos de tres puntos de diferencia, a Daniel Scioli –postulante de la entonces presidenta Fernández- y transitó la etapa inicial en condiciones de debilidad en el Congreso Nacional, donde le respondían apenas uno de cada cinco senadores y uno de cada tres diputados.
El escenario ahora será distinto. En esta elección, la alianza gubernamental de centroderecha, Cambiemos, fue la única fuerza política que se presentó en los 24 distritos electorales, ganó en 13 de ellos, superó 40 por ciento de los votos a nivel nacional y, aunque seguirá lejos de las mayorías legislativas propias, ampliará su poder en ambas cámaras.
Al gobierno tampoco le hizo mella en término de votos el caso de Santiago Maldonado, que conmocionó al país durante los últimos meses. Era un joven que desapareció el 1 de agosto, cuando participaba en una manifestación indígena que fue reprimida por fuerzas de seguridad en la provincia de Chubut, en la Patagonia.
Luego de más de 70 días se lo encontró muerto y apenas dos días antes de las elecciones se realizó la autopsia, que reveló que el cadáver no tenía lesiones externas, lo que sugirió que había muerto ahogado.
La noticia fue recibida con alivio por el gobierno, que en todo momento defendió a la fuerza de seguridad, señalada por amplios sectores sociales como sospechosa de una desaparición forzada.
Lo que nunca estuvo en duda fue el respaldo de los factores de poder económico, cuyo beneplácito con el resultado se evidenció con la suba de más de seis por ciento de las acciones argentinas en Wall Street al día siguiente de la elección.
En ese contexto ya a casi nadie le quedan dudas de que se convertirá en el primer presidente democrático no peronista que complete su mandato desde que en 1928 lo hiciera Marcelo T. de Alvear, de la Unión Cívica Radical, que hoy es un aliado menor en la coalición oficialista.
Macri, además, se pone en el primer lugar de la línea de largada para las elecciones presidenciales de 2019, con ventaja sobre sus perseguidores.
La centroizquierdista Fernández, aunque fue elegida senadora nacional por la minoría en la provincia de Buenos Aires, emerge con su caudal político reducido debido a que el oficialista Esteban Bullrich la venció por 41 por ciento a 37 por ciento.
Y, entre los gobernadores opositores, perdió sorpresivamente contra Cambiemos el de mayores aspiraciones políticas, Juan Manuel Urtubey, de la norteña provincia de Salta.
"Estos primeros dos años fueron de transición. El verdadero gobierno de Macri empieza a partir de ahora y creo que nos vamos a sorprender con algunas medidas", dijo a IPS el sociólogo Carlos de Angelis, especialista en opinión pública y analista político.
"Va a haber reformas impositivas, laborales, previsionales. Subyace una demanda de achicar los gastos del Estado, aunque tampoco va a hacerse brutalmente, porque generaría tensión social y el gobierno no es tonto", agregó.
Argentina –donde la pobreza alcanza al 28,6 por ciento de la población, según datos oficiales- tiene previsto un déficit fiscal de 4,2 por ciento del producto interno bruto este año, que el gobierno pretende bajar a 3,2 por ciento el año que viene y a 2,2 por ciento en 2019, de acuerdo a una reciente presentación ante el Congreso.
Luego de la victoria, Macri algunas pistas de que entre sus planes figura el de explorar vías para acotar el gasto en jubilaciones. "Las reformas previsionales están en debate en todo el mundo, debido a los avances de la medicina y a la mayor longevidad", justificó De Angelis.
Los especialistas en temas previsiones señalan que, por cada jubilado, Argentina tiene apenas 1,4 trabajadores que aporta al sistema previsional, lo que no resulta sustentable.
El propio presidente se hizo eco de esta situación cuando prometió que con sus reformas no sólo buscará generar mayor empleo, sino también que se formalice "a la mitad de los argentinos, que hoy trabaja en negro", explicó.
La cuestión laboral y tributaria también es eje de comentarios desde hace tiempo en ámbitos políticos.
"Argentina ha perdido competitividad por sus altos costos laborales y por ese motivo sus exportaciones son hoy un 30 por ciento menores que en 2011. Los empresarios están reclamando reformas hace tiempo. Si Macri quiere hacerlas es ahora o nunca. Nadie se podía imaginar semejante victoria cuando a la mayoría de la gente no le va mejor que con el gobierno anterior", explicó a IPS el analista Patricio Giusto, de la firma Diagnóstico Político.
Cristina Fernández, no tiene dudas de que lo que viene es una profundización de "este modelo de ajuste, que solo puede causar dolor a la mayor parte del pueblo argentino", según dijo la noche del domingo, cuando asumió la derrota y prometió seguir confrontando con el gobierno.
Fue la misma línea discursiva que tuvo durante la campaña electoral, en la que aparentemente no convenció a la mayoría.
A pesar de ello, el politólogo Lucas Romero, director de la consulta Synopsis, advirtió a IPS que "si el gobierno cree que los votos son un apoyo a su rumbo económico, se equivoca. Nuestros estudios nos dicen que apenas 30 por ciento de la población cree que la política económica es acertada".
"En esta segunda etapa el gobierno estará obligado a mostrar resultados económicos, ante desafíos muy complejos, como la inflación, que se mantiene alta. Hasta ahora le alcanzó con confrontar con la figura de la ex presidenta, que se fue muy desgastada después de ocho años de gobierno, que terminaron de ser estigmatizados por la mayoría con el caso López", agregó.
Se refiere José López, secretario de Obras Públicas durante la presidencia de Fernández, quien el año pasado fue detenido cuando intentaba esconder, en un convento de monjas de las afueras de Buenos Aires, bolsos con 9 millones de dólares que no pudo justificar.
La propia Fernández afronta varias investigaciones de corrupción que amenazan con llevarla a prisión y hasta una denuncia de encubrimiento en el atentado terrorista contra la mutual judía de Buenos Aires, que dejó 85 muertos en 1994, en la que debe declarar como imputada esta semana.
Editado por Estrella Gutiérrez