Fue, toda su vida, en cada uno de sus días, un patriota de los que nunca transigió con la ignominia. Fue un revolucionario que nunca renegó de sus sueños. Fue un pensador intransigente frente a todo prejuicio. Fue pionero apasionado del periodismo moderno, siempre leal a la verdad. Fue hacedor de mundos luminosos en cada verso aliado a la lucha y el amor. Fue radical combatiente armado con balas y versos contra el yanqui invasor. Fue, conjugando todo lo anterior, siempre fiel a las mejores esperanzas colectivas… ¡Por todo eso, qué difícil resulta aceptar que Juan José Ayuso haya muerto!).