Aunque teníamos conocimiento de lo que estaba pasando, no esperábamos lo que sucedió el día de ayer miércoles primero de noviembre, la renuncia de nuestra gran amiga DAISY BAEZ al importante puesto de Representante Estatal por el Distrito 114.
Hoy estoy muy desconcertado, triste y hasta rabia siento, no solo por la pérdida que representa para la diáspora dominicana lo sucedido, sino por lo que nuestra Daisy debe estar pasando en estos difíciles momentos de su vida, que aparte acaba de perder a su querida madre.
Para aquellos que no le conocen, Daisy Báez, es una dominicana que emigró muy joven a los Estados Unidos, sirviendo al ejército por 3 años desde el 1980. Se graduó con honores como licenciada en trabajo social en la Universidad Tecnológica Americana, y más tarde una maestría en consejería educativa de Sam Houston State University.
Después de más de 15 años trabajando en la administración de hospitales y consultoría de atención médica, en 2011 fundó la Asociación Dominicana de Atención Médica de la Florida, organización sin fines de lucro con la misión de defender y apoyar los servicios de atención médica para la comunidad dominicana en Florida. Actualmente es la directora ejecutiva de esa entidad.
Báez tiene una hija, a quien crió como madre soltera. En el 2014, se postuló para la Cámara de Representantes de la Florida en el distrito 114, con sede en Coral Gables, South Miami, Cutler Bay y el oeste de Miami, siendo derrotada en las elecciones generales por el titular, el republicano Erik Fresen.
Dos años más tarde, Báez corrió nuevamente para el distrito 114. Su campaña se centró en apoyar la atención médica asequible, la igualdad salarial y la educación pública, incluido el Programa de Becas Bright Futures. Fue elegida en las elecciones generales de 2016, derrotando al republicano John Couriel.
En la Cámara de Representantes, Báez fue miembro del Comité de Salud y Servicios Humanos, al cual acaba de renunciar como parte de un acuerdo para declararse culpable de un delito menor de perjurio. El cargo se originó en una investigación sobre si ella era residente legal de su distrito de la Cámara.
Además de ese gran historial, Báez se granjeó el aprecio, la simpatía y el respeto de toda una comunidad, por ser una mujer sumamente humilde, cooperadora, amable, simpática, agradable, respetuosa, amiga, honesta, capaz y con un carisma sin igual, pero lo más importante un excelente ser humano.
En ella, los dominicanos vimos que todo se puede alcanzar con firmeza y valentía, una mujer desconocida y no perteneciente a la mayoría étnica que controla este estado americano, llegó a escalar tan codiciada posición en la legislatura del estado de la Florida.
En lo personal, me siento muy orgulloso de haber sido parte (honorifico) de su campaña, de haber estado hasta el último momento apoyándole junto a mi esposa Luisa y Rosa Campillo el día de las elecciones instando a los votantes hacerlo por ella. Me siento muy honrado en pertenecer al grupo de sus amistades, me siento orgulloso de DAISY BAEZ.
No apruebo la falta en que incurrió nuestra amiga Daisy, pero aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Esa falta catalogada como delito menor (igual que cualquier infracción de tránsito) la costó su puesto a Daisy. Ella no mató, no robó, no utilizó su puesto para beneficiarse o beneficiar a otros, simplemente mintió en referencia al lugar donde vivía.
Hoy pedimos al altísimo que le conceda mucha fuerza y ánimo para seguir adelante, que entienda y comprenda que errar es de humanos, que no debe bajar la cabeza, todo lo contrario que este tropiezo sirva para ver la vida diferente y con mas fe para seguir el camino pedregoso que la vida nos ofrece.
No hagamos leña del árbol caído, nuestra Daisy hoy más que nunca necesita de nosotros, apoyémosle, démosle un gran espaldarazo, animémosla a seguir adelante, que de los cobardes nadie habla.
*El autor es publicista, comunicador social y presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) filial Florida.