Devin Patrick Kelley, de 26 años, era perseguido por dos hombres armados y en la huida el vehículo que conducía se estrechó en el borde de la carretera. Al verse acorralado en ese momento se suicidó.
Es como lo han explicado las autoridades. Su final fue resultado de una acción de la Policía. El tirador irrumpió en la Primera Iglesia Bautista de la localidad estadounidense de Sutherland Springs, con un saldo de 26 muertos.
El sheriff Joe Tackitt, narró que un ciudadano armado vio al agresor salir de la iglesia tras la masacre, paró un camión, y le dijo al conductor: necesito ayuda, ese hombre tiroteó la iglesia, síguelo, contó Tackitt.
Las autoridades siguen las investigaciones para determinar los motivos del suceso, que enlutó a dicho poblado del estado de Texas, de unos 400 residentes.
Kelley portaba un chaleco antibalas y vestía completamente de negro cuando cometió el hecho, para el que utilizó un rifle de asalto Ruger.
De acuerdo con una portavoz de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, un tribunal militar había condenado en 2012 al joven por agredir a su esposa y al hijo de ambos, y dos años después fue expulsado de la institución.
Nunca pensé que Devin fuese capaz de hacer algo así. Mi familia sufrirá por su acto cobarde. Lo siento mucho por las víctimas de Texas, manifestó un tío del criminal citado por la televisora NBC.
Desde Japón, donde se encuentra como parte de una gira por cinco países de Asia, el presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó que 'la salud mental es el problema' con respecto al tiroteo.
Resulta un poco pronto, pero está claro que nos encontramos ante un problema de salud mental de alto nivel, expresó el mandatario durante una rueda de prensa junto al primer ministro nipón, Shinzo Abe.
Es algo que hay abordar de manera seria, agregó Trump tras ser preguntado por las medidas que deberían ser adoptadas para evitar este tipo de sucesos, al cual diversas voces relacionan con el desmedido uso de las armas de fuego en Estados Unidos.
Ha ido un ataque espeluznante en una iglesia de una zona preciosa, qué triste, quién podría pensar que algo así podría pasar, comentó el jefe de la Casa Blanca.