En política nada se asemeja más a la realidad que la percepción.
El secretario general del Partido de la Liberación Dominicana, senador, presidente del hemiciclo, Reinaldo Pared Pérez, como quién descubre la redondez de la tierra, con el rostro extrañamente desfigurado y el tono raramente entristecido, ha dicho que ciertamente la gente cree que su partido y su gobierno son corruptos.
“Lamentablemente, esa percepción de que el PLD es un partido corrupto, de que este gobierno es corrupto ha sembrado raíces en un amplio segmento de la población dominicana, y hay que procurar la manera de revertir esa percepción, porque lo cierto es que en sentido general el PLD no es un partido corrupto, ni este es un gobierno corrupto”, dijo.
De acuerdo con la última encuesta Gallup-Hoy, el 89% cree alarmante el nivel de corrupción en el país; un porcentaje enorme considera que en este gobierno hay más corrupción que en el anterior, lo cual es mucho decir.
Según publicó el importante matutino, “el 68.6% califica como muy malo el desempeño de los partidos para enfrentar la corrupción; el 60.6% cree lo mismo de los jueces; el 59.3% de la Policía Nacional; el 59% de los fiscales, el 58% de la Presidencia de la República; el 55.7% de la Procuraduría General de la República; el 54.3% del Congreso Nacional y el 52.7% de la Suprema Corte de Justicia. Es decir, la corrupción no se detiene en la puerta de prácticamente ningún despacho gubernamental.
Pero esa “percepción de corrupción” de la que habla Reinaldo Pared no está basada en suposiciones, en conjeturas, ni en una campaña publicitaria orquestada por los partidos de oposición y la sociedad civil, está fundamentada en hechos concretos. La población ha visto como la mayoría de los dirigentes del PLD llegaron pobres al gobierno y hoy, al cabo de algunos años, son inmensamente ricos.
Más de 200 denuncias y acusaciones de robos y saqueos del erario sin consecuencia alguna gracias al control de la Justicia. Ningún caso importante de prevaricación durante los gobiernos del PLD ha adquirido el carácter de la cosa irrevocablemente juzgada. Es decir, ningún funcionario o dirigente está en la cárcel ni le han incautado los bienes obtenido de manera irregular como manda la ley.
Si alguien está descalificado para hablar del tema es precisamente Pared Pérez dada su condición de secretario general del PLD y presidente del Senado. En ambas posiciones ha debido mantener una lucha sin cuartel defendiendo el legado histórico de honestidad de su líder, profesor Juan Bosch. Al contrario, Pared Pérez es el creador del tristemente célebre, “barrilito”, una inmoralidad que le permite a los senadores, incluyéndolo, recibir cientos de millones de pesos todos los años. (Las denuncias de sobornos en el Congreso en el caso de Odebrecht y la compara de los Tucanos lo dicen todo)
Mientras una mafia continúe controlando las millonarias importaciones de alimentos para beneficio de algunos funcionarios llevando a la quiebra a los productores criollos; la mafia de los combustibles tanto del sector público como privada, entre otras, en perjuicio del Estado, la “percepción” del pueblo seguirá en aumento.
Mientras un escándalo sustituya el otro sin que la justicia actúe porque también forma parte del entramado mafioso que protege a los políticos ladrones, la “percepción” del pueblo crecerá.
Para cambiar la percepción de amplios sectores nacionales, como sugiere Reinaldo Pared, haría falta cambiar el caballo y el jinete junto con sus escuderos aunque sea en mitad del río; No creo que el PLD pueda dar marcha atrás. Ya no… El PLD se envileció, se dejó arrastrar por las ambiciones materiales de sus líderes. No fueron al partido para servir al pueblo, fueron al partido para servirse del pueblo que hoy paga con su pobreza y su ignorancia, su abundante riqueza.
Cambiar la percepción es cambiar la realidad. Y para cambiar esa realidad habría que hacer un gobierno transparente, con una justicia independiente y fuerte, que impida la impunidad, con jueces y fiscales probos; para cambiar la percepción de que el PLD y el gobierno son corruptos hay que meter a la cárcel a los ladrones y quitarles todo cuanto se han robado. Y eso, mi querido Reinaldo Pared, no ocurrirá.