La Cámara de diputados y diputadas ha aprobado de nuevo un proyecto para prohibir “la fabricación, importación y distribución de Hookah”, que ya había sido desechado por los senadores en legislaturas pasadas. Aunque se reconoce que “el uso de la Hookah es un acto social…”, se justifica su persecución en razón de que “en la República Dominicana se le está dando un uso inadecuado". Un pobre argumento, que parte de un pobre razonamiento.
El proyecto aprobado plantea “el uso de la Hookah se ha convertido en un atractivo para los jóvenes, adolescentes y estudiantes”, pero a nuestros legisladores solo se les ocurre que la respuesta es prohibir el instrumento. No se va a la raíz, que sería identificar y atacar las causas por las que el uso de este instrumento resulta atractivo a las personas jóvenes. El proyecto contra la hookah debe ser desechado, pues solo va a agravar el problema, mas de lo que ya es. ¿Acaso vamos a prohibir el uso de automóviles, motocicletas, cucharas, fósforos…, porque se usan de forma inadecuada?
Es evidente que seguimos mirando el tema de las drogas solo como un problema legal/delincuencial, al que hay que combatir, con medidas represivas y de control. Nuestros dirigentes, que deben ser los más actualizados por sus funciones, se comportan como si no entendieran nada de este tema. Se resisten a entender que el tema drogas – uso, abuso y tráfico -, es un fenómeno social complejo. Las personas que trafican con drogas son las más beneficiadas de estas medidas que solo apuntan a reprimir, sin tocar el problema central: la demanda de drogas. Se sigue empujando a más personas jóvenes inocentes a la ilegalidad, como son la mayoría de los procesados por simple posesión, que son personas inocentes que hoy están en prisión pagando la irracionalidad de estas políticas injustas e inhumanas,
De nuevo a la cámara de diputados y diputadas solo preocupan los estándares represivos. Siguen aplicando políticas violatorias de derechos que generan más incentivos al tráfico y consumo que disuasión, que es lo que supuestamente les orienta. ¿ Se ignora que las cárceles están desbordadas de personas usuarias, jóvenes empobrecidos en su mayoría, cuyo único “delito” es ser usuarias de drogas?. Se actúa como si fuera difícil comprender que es el consumo lo que genera el negocio, y no al revés. Son múltiples las ocasiones en que los mecanismos de represión y de control en nuestro país han sido “fortalecidos”, pero en el gran negocio del tráfico, y el gran problema de consumo de drogas, no han parecido enterarse de estos patéticos alardes de fuerza.
En Casa Abierta no estamos en contra de las medidas de control. No promovemos el uso de sustancias, legales e ilegales. No favorecemos el uso de la hookah, tampoco del alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, y demás., pero un Estado de Derecho no se puede manejar violando los derechos de las personas. Se debe regular de forma más efectiva el uso de sustancias psicoactivas, para que la niñez y la adolescencia no tengan acceso fáciles a estas. Pero las prohibiciones a personas adultas solo agravan los problemas. Las prohibiciones son peores que los consumos. Si continuamos por estos caminos, pronto seremos un Estado carcelario, que abusa de las personas con supuestas intenciones de control. Sugerimos a la cámara de senadores, hacer lo mismo que en la ocasión anterior: dejar morir esta insensatez.
Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo.
Psicólogo.
Director Ejecutivo.