NAGUA (Licey.com).- “Ojalá”, dijo, y se rió. “Vamos a ver cómo está el brazo, ya tengo dos semanas entrenando”. Fue la respuesta que atinó el lanzador de Grandes Ligas Ubaldo Jiménez, cuando se le preguntó si hay alguna posibilidad de que la fanaticada de los Tigres del Licey le vea lanzar en la presente temporada del béisbol invernal.
“Y también depende de cuándo firme en Estados Unidos; sabes que soy agente libre y tengo que primero firmar, no puedo ponerme en riesgo de una lesión antes de firmar contrato”, acotó Jiménez cuando el entrevistador, Juan Carlos Hidalgo, lo abordó en un acto en que entregaba útiles a la liga de béisbol infantil “Sixto Rosa” de su natal Nagua, costera ciudad del nordeste en República Dominicana.
Más adelante, al despedirse de la entrevista y agradecer a la fanaticada por el respaldo a sus actuaciones en las Mayores, ofreció palabras de consuelo a los liceístas: “…espero jugar aquí y no se desilusione el equipo del Licey, estamos atrás, pero esperamos salir del sótano”.
Al derecho de 33 años que terminó contrato con los Orioles de Baltimore, que tiene un juego sin hit en su carrera de liga mayor y que no lanza en la pelota invernal desde la temporada 2011-2012, se le cuestionó el por qué tiene tanto tiempo sin dejarse ver en uniforme azul.
“Mientras uno se va poniendo un poquito mayor, hay que cuidar mejor el brazo, porque uno nunca sabe cuántos años les quedan en Grandes Ligas; después que uno termina la temporada en GL, toma su tiempo y si decides jugar aquí, no es nada fácil: tienes que comenzar más temprano a ponerte ‘ready’, a trabajar en el brazo y mientras van pasando los años, las cosas se van poniendo más difíciles”, argumentó.
Cuestionado sobre si hay ofertas reales de equipos interesados en sus servicios, Ubaldo apuntó que siempre los hay, pero que es el agente quien lo maneja y hasta que no haya algo en concreto, no le dejan saber al pelotero. Sobre su preferencia de permanecer en la Liga Americana o volver a la Nacional donde laboró al principio de su carrera, dijo que depende de dónde y de las condiciones del contrato que se le ofrezca.
En cuanto a los motivos por los que aporta útiles a niños, que sueñan lograr lo que él alcanzó, apuntó: “Bueno, por eso mismo”.
Y continuó: “Hace muchos años, yo estaba ahí, era parte de esa niñez que esperaba llegar a ser algo para ayudar a mi familia, llegar a ser grande, llegar a las Grandes Ligas y lograr mi sueño, que era jugar pelota: eso es lo que me motiva, que yo estuve ahí”.
Agradeció a la fanaticada nacional por el apoyo que le brinda, como parte de los peloteros dominicanos que están en Estados Unidos “representando a nuestra bandera y a nuestra tierra, gracias por el apoyo y espero jugar aquí y no se desilusione el equipo del Licey, estamos atrás, pero esperamos salir del sótano”, y terminó con otra sonrisa.