Por Ana Pereyra.-New York.- En nuestra comunidad existen líderes de barro, que si le cae agua se desvanecen como castillo de naipes, son más falsos que una cartera de Louis Vuitton comprada en una calle del barrio chino y lo que es peor están disfrazados de corderos pero actúan como lobos.
Viven de la falsedad y la intriga, se creen los “mandamás” y pobre de aquellos que no lo sigue como borregos.
Juegan con la comunidad, tienen doble cara y moral. Todo aquel que se le interpone lo aplastan como cucaracha.
Por ventaja política traicionan a los suyos y respaldan a extraños, por eso la comunidad tiene mucho poder y poca fuerza.
Son semejantes a una quinceañera en una fiesta, no solo baila al ritmo que le toquen, sino que cambia de pareja de acuerdo a su conveniencia y propósito.
¡Ay! de aquel que no baile a su ritmo, lo saca del espectro político, se creen los dueños y señores, piensan que todas las piezas del ajedrez le pertenecen.
No es que sean inteligentes, para nada, simplemente, saben nadar en dos aguas y hasta se han convertido en Judas, pero le quedan corto al que vendió a Jesús con un beso en la mejilla, estos pseudos políticos son Judas en serie porque traicionan una y otra vez.
Son muchos los casos en Manhattan, que citarlos uno a uno, nos tomaría mucho tiempo, pero solo diremos que los que se creen caciques, que pueden mover a las personas como fichas de ajedrez, ya la comunidad se está dando cuenta de su juego.
Dicen ser abanderados de los dominicanos, trabajar para la comunidad, cuando en verdad solo sacan provecho personal y familiar de su cargo y quieren apabullar aquellos que si están trabajando por su gente.
Un día están con Dios y otro día con el Diablo y así no se puede, tenemos que estar alerta y a la hora del voto botarlos como lo que son…