Por Altagracia Paulino./ La semana antes de la Navidad, informaciones procedentes de Estados Unidos dieron cuenta de que el gigante tecnológico APPLE había admitido la reducción de la velocidad de los aparatos viejos bajo el alegato de que las baterías se “desgastan” con el tiempo, explicación que pocos han creído, al menos en Estados Unidos, donde los consumidores ya han accionado judicialmente contra la empresa.
En Chicago, la Corte Federal recibió la demanda de los usuarios de los iphone 5, 6 y 7, quienes alegan que la ralentización de los aparatos se ha hecho deliberada para inducir a la compra de los nuevos dispositivos.
En California, un grupo de los Ángeles alega que APPLE violó el contrato implícito, en el que se comprometió a no interferir intencionalmente con su uso o la velocidad del dispositivo, y demandan el reemplazo de sus teléfonos.
En Israel ha sido demandada por 125 millones de dólares por incumplimiento de su deber ante los consumidores y por ocultar información.
La mayoría de las personas que han hablado del tema aseguran que es un plan para que los usuarios adquieran el Iphone X, que cuesta algo más de mil dólares.
En mayo de este año tratamos en este mismo medio el tema de la Obsolescencia de los productos y bienes de consumo y nos referimos a las distintas formas: la obsolescencia programada, la indirecta, la incompatibilidad y la sicológica.
Esta última, la sicológica, derivada de dejar de funcionar un artículo permitiendo que las compañías de marketing induzcan a los consumidores a ver como obsoletos los productos que han adquirido y procedan a cambiarlo por el de última generación sin haber pasado un tiempo prudente en su uso.
La obsolescencia programada en la mayoría de los dispositivos de comunicación era de aproximadamente dos años, pero entre el Iphone 6, 7, 8 y X ha pasado muy poco tiempo y es parte de lo que reclaman los consumidores.
“No informar acerca de lo que contiene la actualización de software viola las leyes de protección al consumidor, en algunas regiones de Estados Unidos, incluyendo a Illinois”.
Los demandantes alegan que la información no fue clara, que si el problema era de la batería, bastaba con informar que tenían la de reemplazo y así los usuarios no tendrían que adquirir los dispositivos nuevos.
Otro elemento que ha salido a relucir en medio del debate, es que APPLE habría bajado sus ventas con respecto al año 2015, cuando vendió 61 millones de aparatos, mientras que para este año la venta sería de 56 millones.
También alegan que la diferencia entre un aparato y otro no es relevante, por lo que las sospechas de los consumidores tendrá consecuencias hasta que la empresa demuestre lo contrario.
Cada vez que APPLE lanza uno de sus productos al mercado los consumidores y usuarios de sus productos hacen filas hasta de un mes para adquirir el nuevo equipo. Las filas son enormes y la gente actúa como si lo estuvieran “regalando” pese al precio alto al que son vendidos.
Al margen de lo que pueda decir la Justicia de Estados Unidos y de Israel ¿”Dónde van a parar los desechos tecnológicos”? ¿dónde van los minerales y demás químicos requeridos para su funcionamiento? ¿Si la obsolescencia programada permite reactivar la economía, se reactivará la vida en el planeta con la cantidad de desechos sólidos y hasta radiactivos que emiten los componentes que provienen de la tecnología?