El 2018 ha comenzado con una buena noticia. La reducción de la pérdida de la capa de ozono es de alrededor de un 20% ha informado la NASA este viernes, al dar a conocer un estudio de un grupo de científicos que extrajo prueba directas de cómo se frena el deterioro.
Para realizar el hallazgo se utilizaron instrumentos diseñado por la agencia aeroespecial estadounidense y que ha sido colocado a bordo del satélite Aura. La información representa un respiro para quienes están preocupado por el calentamiento global e insisten en que se debe preservar el planeta.
"Hemos podido ver claramente que el cloro de los CFC se está reduciendo en el agujero de la capa de ozono, y que la pérdida de ozono se está frenando por ello", declaró Susan Strahan, responsable del proyecto y científica atmosférica de la NASA en el Centro Goddard de Vuelo Especial de Greenbelt (Maryland).
En septiembre del 2017 se informó tamaño que el agujero había sido el más pequeño desde 1988, con una extensión máxima de 19,6 millones de kilómetros cuadrados.
Este agujero en la capa de ozono se detectó en 1985, a finales del invierno en el hemisferio Sur, cuando el reflejo de la luz del sol implicó reacciones que incluían formas químicas activas de cloro y bromo creadas por el ser humano, y que acaban con el ozono.
De acuerdo a lo explicado, desde hace 30 años, la importancia de la capa de ozono llevó a que la comunidad internacional firmara el Protocolo de Montreal sobre las Sustancias Dañinas para la Capa de Ozono con objeto de regular este tipo de compuestos.
Se espera que para el año 2070 el agujero haya recuperado los niveles de 1980, ya que se prevé que los clorofluorocarbonos continúen decreciendo. El ozono actúa como un elemento esencial en la atmósfera, una capa protectora natural a altas altitudes ante las radiaciones ultravioletas dañinas para los humanos y las plantas.