Málaga, España.-(De mi puño y tekla) Mire don Mariano, la ciudadanía, o gran parte de ella se encuentra muy descontenta con su forma de actuar. Muchos de su dirigentes, comenzado por usted mismo, lo único que comunican es pesimismo e indolencia.
Afiliados, votantes y simpatizantes consideran un cambio de Gobierno como algo imprescindible e igualmente con la dirección del Partido, empezando por la multiusos secretaria general Dolores Cospedal García. Usted pone cara de circunstancia pero se niega a apear de sus cargos a ninguno de sus fieles, obviando si su gestión es más o menos acertada o prácticamente inútil.
Es curioso que sea el propio Jefe del Ejecutivo quien se adelante y coloque el parche en el ojo manifestando que “el Gobierno lo está haciendo bien aunque ignora como comunicarlo”, reconociendo incluso el estar alejándose de la gente.
El PP conserva el Gobierno milagrosamente apoyado en una minoría parlamentaria y siguiendo la doctrina arriolana consistente en no hacer nada. Nos encontramos con un Gobierno sin política y un partido sin Gobierno, carente de iniciativa legislativa, sin reformas, e incluso a este paso hasta sin presupuestos. Los ministros rehúyen la confrontación política para que todo siga igual y nada cambie, a tenor con la consigna recibida e incluso manteniendo es sus puestos a personajes como por ejemplo el portavoz parlamentario Sr. Hernando, cuyas apariciones y comunicaciones a trompicones son un auténtico dolor.
En política el tiempo vuela y en menos de un año habrá que celebrar elecciones autonómicas, municipales y europeas, con la consiguiente amargura de los populares comprobando como se les escapan sus votantes. Según los sondeos, de cada cuatro votantes que incorpora Ciudadanos, 2,5 proceden del PP. Los resultados en los citados comicios decidirán quien triunfa en las Generales dl 2019, y en el PP son conscientes que sin mayoría absoluta perderán el Gobierno de la Nación.
El pesimismo popular no para de crecer y cada día que pasa consideran más necesario los citados cambios tanto en el Gobierno como en la dirección del Partido. Los desastrosos resultados obtenidos en las autonómicas catalanas ha supuesto un merecido golpe para el PP, asestado en parte por el éxito cosechado por Ciudadanos tras la magnífica campaña desplegada por Inés Arrimadas.
Los hay que todavía creen que Rajoy procederá a efectuar los mencionados cambios en el último momento, aunque con la presunta permuta, poco o nada conseguirá. El 2018 será muy complejo para los populares motivados por los juicios de "Púnica" y "Gurtel". No olvidemos que cuando la porquería se revuelve, salpica y huele mal. El presidente tiene dos grandes problemas que a estas alturas ya no tienen solución posible, el primero y principal, la corrupción con todas sus ramificaciones, y en segundo lugar, presuntamente, el haberla consentido. Puede repetir y negar ante el Parlamento el no tener nada que ver con tal lacra aunque nadie le creerá, y a su favor, que los dos líderes de la oposición, Sánchez (PSOE) e Iglesias (Podemos), nunca han demostrado la talla intelectual y política suficiente para desplazarlo.
Tratamiento aparte merece Ciudadanos tras las elecciones del 21-D. La impronta marcada por Arrimadas tras su sonada victoria en los comicios autonómicos, les está permitiendo ejercer una presión sobre el PP cuyas consecuencias ya comienzan a notarse. El nivel de desconcierto no para de crecer entre los mandos intermedios.
Por mucha confianza que le inspire a Rajoy la acaparadora Cospedal García, como ministra y presidenta del PP de Castilla-La Mancha, nunca debió permitírsele compatibilizar dichos cargos con el de secretaria general del partido, decisión que en su momento ya fue muy criticada, con la única intención de tener muy controlado dicho órgano de vital importancia para que no cree problemas. Comportamiento que no le impedirá frenar el empuje de Ciudadanos, dado que limitándose una vez más a recabar la confianza de los suyos ya está muy gastado y resulta insuficiente.
No tardaremos mucho en ver como las encuentras comiencen a machacar a los populares propiciado por la descomposición del propio partido. Albert Rivera representa la renovación del centro, tratando de atraer hacia Ciudadanos a cargos medios populares para reforzar y afianzar los puntos débiles de su partido, incluyendo a un varón ex presidente de una Comunidad. Rajoy tiene que remover su formación promocionando a sus mejores líderes tal como es el caso de Alberto Núñez Feijoo, , Alfonso Alonso, Pablo Casado, etc. etc. y a su vez, prescindiendo de otros como el ya citado portavoz parlamentario Rafael Hernando y algún ministro. Basarlo todo en la susodicha confianza será un tremendo error y todo ello teniendo en cuenta que el año próximo se celebrarán elecciones autonómicas y municipales, unido a que previamente se logre la aprobación de los los Presupuestos Generales del Estado, algo que se presenta sumamente complejo, toda vez que de lo contrario se vería en la necesidad de convocar unas generales que no quiere ver ni en pintura.
La cruda realidad es que Rajoy debe romper con su letargo e intentar reencontrarse con sus votantes, que actualmente navegan a la deriva, totalmente desconcertados y escépticos. 2018 se presenta plagado de dificultades con la reaparición de la corrupción, Púnica, Gurtel, etc. Todos hemos observado como Rajoy no a vuelto a repetir la sandez de hacer gala sobre su fuerza y magnífico estado físico pensando en presentarse a una tercera legislatura, cuando quizá lo más apropiado y por el bien del país sería optar por la dimisión. Prométanos al menos que lo meditará seriamente…¡¡Tiempo al tiempo!!
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela (DNI. 02470916A)
A. Trueba,14. 29017-MALAGA.