SANTO DOMINGO (Licey.com).- El buen bateo que cree impulsó al conjunto para dominar el Round Robin, es el punto fuerte que el gerente general Junior Noboa considera tendrán los Tigres del Licey en busca de obtener la segunda corona seguida, cuando de nuevo enfrentarán a las Águilas Cibaeñas en la final de 2018 del béisbol invérnalo dominicano, que comienza este martes 23 de enero al mejor en siete choques.
También piensa que el pitcheo, que tuvo una gran mejoría para ayudar a la clasificación al cierre de la ronda regular y en la misma semifinal, será igual importante, más la inyección de varios lanzadores tomados de otros equipos descalificados en la ronda regular, así como las anexiones logradas las últimas semanas.
Rotación e importados
En ese sentido, Noboa dio a conocer el grueso de lo que sería la rotación de abridores con que se lanzarán los campeones defensores para buscar su título número 23, máximo del béisbol invernal quisqueyano y acudir a la Serie del Caribe a disputarse a partir del 2 de febrero en Jalisco, México.
El curazoleño Jair Jurrjens será el enviado al montículo este martes en el primer partido en el estadio Quisqueya Juan Marichal. Le seguirá en Santiago el miércoles el criollo Lisalverto Bonilla. Para el tercer choque en la capital se pautó al importado Brian Evans.
El cuarto en rotación sería Rolando Valdez, quien fue líder de efectividad en la ronda regular de la Liga Mexicana del Pacífico con Águilas de Mexicali. En su defecto lo haría David Reyes, el otro mexicano inscrito a última hora del viernes, cuando la LiDom tenía límite para importados. Alexis Candelario es otro candidato a abrir desde la colina central.
Noboa informó que los Tigres incluyeron en su nómina de importados al jardinero Chris Robertson, tomado del sorteo de importados previo a la final, proveniente de los Leones del Escogido, de quien recordó tiene diez años de experiencia en la Liga Mexicana, con buen desempaño.
Robertson y el infielder colombiano Donovan Solano son los de posiciones que se quedan con los Tigres. El resto son lanzadores, incluidos los aztecas Valdez, Reyes y Andrés Ávila. Completan Jurrjens, los estadounidenses Evans, Rafael Martín y Dustin Antolin.
El cubano Pedro Echemendía y el norteamericano Kevin Munson fueron los importados que quedaron fuera para abrir hueco a Valdez y Reyes.
“Hemos tratado de incluir brazos nuevos, que estén un poquito más frescos y que nos puedan ayudar”, expresó el gerente general de los azules, mientras el equipo practicaba en horas de la tarde del lunes en el parque en la catedral del béisbol dominicano.
Expresó que la gerencia de Operaciones ha tratado de hacer lo mejor posible para poner el mejor equipo en el terreno de juego.
“Sé que tenemos un grupo de jugadores comprometidos de lleno para retener esa corona y lograr algo que no se ha obtenido en muchos años que ganar dos coronas consecutivas”, dijo Noboa, en referencia a un fenómeno que se ha negado por 32 años, cuando los Tigres ganaron tres al hizo, entre 1982-82 y 1984-85.
Respecto al límite de la final a siete partidos en lugar de nueve, Noboa dijo que los jugadores deben saber que son menos partidos, que hay que cometer el menor margen de errores, que no habrá día de descanso, hay que ganar rápido la mayor cantidad de juegos “y que tiene que haber una concentración mayor que en años anteriores”.
Pronosticó una serie “reñida, como han sido siempre las finales entre Licey y Águilas”, que se han enfrentado 20 veces y los Tigres dominan 11-9. Recordó que en la ronda regular los cibaeños se llevaron la mejor parte (8-2), pero los azules dominaron en el Round Robin 4-2, incluidos los últimos tres seguidos.
Indicó que en esta final, los dos equipos cuentan con prácticamente los mismos jugadores que el año pasado, cuando los felinos se alzaron con el título en el límite de nueve encuentros, por lo que presagia otro match igualmente de cerrado.