La Circunscripción 3 del Distrito Nacional no tiene doliente. Cuenta con 7 diputados a los cuales nadie sabe donde hallarles para plantearle un problemas de la comunidad.
La 3 es la demarcación más pobres de la capital porque está huérfana de autoridad y la que en los últimos diez años ha crecido de manera excesiva con treinta barrios y más de 700 mil habitantes, 300 mil de ellos adultos con derecho al voto.
En la zona norte de la capital los partidos de la Libración Dominicana (PLD) y Revolucionario Moderno (PRM) son las organizaciones políticas que controlan la nómina congresual con cinco y dos legisladores respectivamente.
Nosotros, que además de periodista nos desempeñamos como dirigente social al presidir una entidad legalmente constituida jamás hemos visto, luego de pasada las elecciones del 2016, a los nombrados Elpidio Báez, Mirna Tejada, Gustavo Sánchez, Yuderka de la Rosa, Juan Rodríguez, Ramón Bueno y Sergio Moya actuales diputados de la circunscripción 3 quienes en el marco del proceso eleccionario se topetaban en las maltrechas callejuelas y callejones de las barriadas cuando les interesaban agenciarse el voto de los pendejos.
Nuestra institución en busca de estimular, acompañar y refrendar la labor legislativa de Elpidio Báez le hicimos un reconocimiento y no fueron ni una ni dos las promesas que este nos hizo, pero jamás volvió el rostro para el barrio y nuestra institución.
Es de ahí que ningunos de los congresistas de nuestra demarcación ha hecho nada en beneficio de la colectividad. No existe en la Cámara de Diputados tan solo una resolución sometida por uno de los siete de la circunscripción 3 que redunde en provecho de nuestros pobladores.
Nuestro espacio geográfico necesita una mayor atención para que sus residentes reciban mayores niveles de atención. Todo el que tiene dinero a esta franja es que viene a buscar los votos.
Cada cuatro año en esta demarcación se deciden las elecciones para escoger las autoridades que rigen la nación, porque tenemos más electores que cinco provincias juntas de la región sur y la línea noroeste, sin embargo, no tenemos derecho a elegir las nuestras.
Somos la carnadas de los políticos en tiempos electorales; el cerdito en puya de la navidad, bueno para el voto, pero excluidos de la ejecución presupuestaria.