Para nadie es un secreto que la República Bolivariana de Venezuela está siendo víctima de una guerra comunicacional, que tal como afirman los dirigentes de la revolución y sus aliados en todos el mundo, el objeto es aislar al país, desfigurar su realidad y no desdeñar ninguna medio o recurso para buscar su desestabilización.
Esa ofensiva imperial no duerne, es una versión de la guerra fría, y como conflagración en otro terreno, como dijo alguien, “La verdad es la primera víctima en la guerra”.
Bajo ningún concepto pretendo establecer que el recurso de la manipulación y la desinformación, más aun en un contexto caracterizado por los grandes avances de los medios de comunicación, sólo es utilizada por las agencias y los medios de prensa al servicio de los grandes capitales y de los países ricos.
Pero les puedo asegurar que son esos grandes capitales y países ricos quienes han tenido más medios técnicos, científicos y económicos a su sobrada disposición para utilizar esos recursos, a su antojo y conveniencias, y ponerlo al servicio de sus grandes intereses económicos y político en todo el mundo.
“No hay nada nuevo en política, sólo existen reinvenciones ingeniosas de la rueda”, advierte Dick Morris, en su libro Juego de Poder, y añade: “En cada generación política, el primero en dominar una nueva forma de tecnología de la comunicación tiene una gran ventaja”.
Esa ha sido “una gran ventaja” histórica que la ofensiva imperialista ha tenido a su favor para deponer gobiernos, asesinar líderes, producir matanzas, justificar intervenciones, aislara países, hacernos creer que son los dueños del mundo, etc…etc…
Y para la implementación de “gran ventaja” han contado con sus enclaves en cada uno de nuestros países, como muchos líderes locales, la Iglesia Católico, la prensa, a partir de esos medios sus campanas de reafirmación.
Y así, sobran los ejemplos para justificar el derrocamiento de Juan Bosch y la intervención de 1965, derrocar al presidente Salvador Allende, intervenir en Afganistán y pretender derrocar el gobierno de Siria y dominar la geopolítica regional, las matanzas en Palestina y la masacre de Hiroshima y Nagasaki.
En la República Bolivariana de Venezuela la ofensiva imperial no duerme a pesar de las derrotas consecutivas que el chavismo le ha venido propinando, al extremo de sus enclaves políticos están aislados, divididos y desacreditados.
Y en medio de la incertidumbre, con un chavismo fortalecido y con grandes posibilidades de retener el poder por medios democráticos, y líder que encarnen sus nefastos intereses, buscaron inspirar la creación de un mártir encarcelado, y luego un mártir muerto como símbolo de la inspiración y enervación que no tienen a manos.
Y ahí fueron por lana y quedaron trasquilados. Ni mártir preso, ni mártir muerto.
El autor de periodista y diputado