Tras notarse un excesivo fanatismo en el narrador de la segunda mitad del juego por televisión en la cadena del equipo azul, se veía una disparidad cuestionable entre la narración y la actuación simultánea del fanático.
El club de la capital hizo caso omiso. No tomó la medida de rigor porque pensó más en la euforia que producía en la afición del conjunto que el daño que podía hacerle a lo que tiene que ver con la parte comercial de su cadena y consecuentemente al gran trabajo de los demás integrante de la transmisión.
Si bien era cierto que una gran mayoría de fanáticos azules querían escuchar al narrador en cuestión no lo es menos que sólo una gran minoría de fanáticos aguiluchos estaba dispuesta a escucharlo.
En pocas palabras, podemos decir que por alguien estar buscando rating afectaba a todo el conjunto. Porque bajar el televisor era no escuchar los comerciales soslayando el trabajo profesional que sí hacen Tomás Troncoso y Carlos José Lugo.
Como comunicador sería una mezquindad sugerir al club capitaleño, no emplear a un narrador que si hiciera un esfuerzo podría ubicarse a la altura de sus pares. Sugerir eso, siquiera, sería un bombero querer pisar la manguera a otro bombero. Sin embargo, creo que un llamado a la cordura no estaría mal en caso de futuras transmisiones.
La publicidad es esencial en todo evento de televisión, deportes, películas, novelas, festivales y un interminable ect. Empero, pese a la televisión ser imágenes y sonidos, si no se usara lo segundo, las voces comerciales de una transmisión estarían de más y se corre el riesgo de que entidades ponderen si seguir usando o no dicho espacio para promocionarse.
Hay cierto tipo de accionar que sólo afectan en lo persona. Únicamente a ti. Este no es el caso que ocurre cuando se trabaja en un núcleo del que forma parte. Es importante que se analice la falla profesional en la que por su fanatismo incurrió el narrador y productor, periodista que viene de abajo y que, por cierto, lleva mucho tiempo en el ejercicio. El interpelado olvidó que el efecto que a todas luces fue más negativo que positivo no sólo a él implicaba, pues hay exceso que a todos daña.
Gilberto Lima (PERIODISTA)