Por Héctor García. Indiscutiblemente que el equipo Águilas Cibaeñas es la representación más encumbrada, por exitosa, competitiva, contagiosa y emblemática del béisbol profesional de la República Dominicana.
En el 1936 el equipo se llamaba Santiago BBC y tenía un Águila en la manga del uniforme, pero al año siguiente, 1937, por sugerencia del deportista Luís Tomás Saillant, pasó a llamarse Águilas Cibaeñas con la idea de representar a los pueblos de la laboriosa región del Cibao.
De ahí en adelante el equipo desarrolló y ha desarrollado un juego tan excitante y espectacular que ha concitado ardientes seguidores, no solo en el Cibao, como era el propósito original, sino en la ciudad capital, en las demás regiones del país, el Caribe y en la comunidad hispana residente en los Estados Unidos.
La razón es que nuestro equipo, con un juego entusiasta, de entrega total, de coraje y pasión en cada movimiento ha llevado a que el estadio Cibao, en Santiago de los Caballeros, el parque que nos sirve de sede, haya sido llamado “Valle de la Muerte”, pues allí los rivales tiemblan y el Águila se crece y se hace invencible.
Con ese indescriptible sello que imprimen su Consejo Directivo, sus jugadores y con un apoyo de una fanaticada igualmente exigente y a la vez solidaria, las Águilas Cibaeñas han ganado 21 títulos de campeón nacional de béisbol profesional y 5 series del Caribe.
Es asimismo el equipo de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional que más juegos ha ganado durante las temporadas regulares desde 1951, además de ser el que mayor cantidad de campeonatos ha ganado en menos tiempo, es el único conjunto de la pelota profesional local que le tiene ganada la serie particular a los seis otros equipos, incluyendo a los Caimanes del Sur.
Tal y como indican las estadísticas es el Águila, el conjunto donde han militado los peloteros que tienen los records de más sencillos, dobles, triples y bases robadas en la pelota invernal criolla.
En definitiva, la historia de las Águilas Cibaeñas está preñada de héroes con nombres y anónimos, dentro y fuera del terreno, hombres que pusieron y han puesto su vida, su corazón y su mente en el más mínimo detalle de su responsabilidad para que este equipo sea hoy la máxima expresión de la fogosidad y de la atracción en el béisbol profesional dominicano.
Aseguramos y damos fe que la presente directiva de las Águilas Cibaeñas no escatima esfuerzos para que nuestra histórica novena siga brillando y dando nuevos triunfos a nuestra legión de seguidores y admiradores en toda la geografía nacional y más allá.
Celebremos, pues, la corona 21 con alegría y entusiasmo y deseémosle suerte en su participación en la Serie del Caribe, en Guadalajara, México.
¡Vivan las Águilas Cibaeñas!