La realidad política que hoy vive Ecuador es sumamente lamentable. El presidente de esa nación, Lenin Moreno, y el ex-presidente Rafael Correa, después de haber sido aliados y líderes importantes del partido que ha transformado y desarrollado ese país, hoy están enfrentados, ambos en partidos diferentes, y protagonizando situaciones inimaginables.
El proceso vivido por esos líderes ecuatorianos, Moreno y Correa, tiene algunos elementos parecidos de la que sucede en nuestros país con Danilo y Leonel, pero los dos líderes dominicanos han sabido manejar las diferencias y no han llegado a situaciones extremas, muy diferentes a los ecuatorianos que se dividieron y hoy pelean a muerte en estamentos políiticos diferentes.
Lenin Moreno fue vicepresidente de Rafael Correa en dos ocasiones. Danilo fue ministro de la presidencia de Leonel en dos ocasiones. Pero a pesar de ser funcionarios de los gobiernos presididos por Correa y Leonel, tanto Moreno como Danilo mantenían su propia identidad y sus niveles de independencia.
Cuando las constituciones de Ecuador y República Dominicana le impidieron a Correa y Leonel poder reelegirse, ambos decidieron poner todo el esfuerzo para que ganaran Moreno y Danilo. Desde un primer momento al ser electos candidatos de Alianza País en Ecuador y del PLD en nuestro país, Moreno y Danilo expresaron con claridad que gobernarían con sus propios estilos porque “cada maestro tiene su librito”.
Leonel y Correa hicieron todo lo posible para que tanto Danilo como Moreno ganaran las elecciones y se convirtieran en presidentes. Y así fue. En el caso dominicano, a pesar de que Danilo ha realizado un estilo de gobierno muy diferente a Leonel, en todo momento ha sido muy respetuoso de él como presidente del PLD, no ha puesto el gobierno a perseguir a los seguidores de Leonel y siempre, a pesar de las diferencias, ha tratado de armonizar con Leonel en las reuniones del Comité Político del PLD, evitando que esa estructura pase por un proceso de división.
En el caso de Ecuador ha sido todo lo contrario. Lenin Moreno se ha convertido en un persecutor inmisericorde de los seguidores de Correa, le quitó el partido Alianza País y lo hizo renunciar para formar otra agrupación, por el caso de Odebrechet destituyó y metió preso al vice-presidente Jorge Glass, un destacado seguidor de Correa, propició un plebiscito para cerrarle la posibilidad de que éste pueda volver a postularse como presidente y, de manera abusiva, propicio que una turba atacara a Correa y le tiraran huevos y piedras a su vehículo.
A Lenín Moreno y a Rafael Correa le ha faltado lo que a Danilo y a Leonel les sobra: Tener sentido de la historia. Les ha faltado saber poner por encima de sus diferencias personales, los intereses del proyecto partidario y del país. En ese aspecto, Danilo y Leonel han dando muestra de ecuanimidad, capacidad de concertar y visión de futuro.
En Ecuador todo apunta a que la gobernabilidad va a tener serios problemas, y eso podría afectar la estabilidad económica y la propia permanencia de Moreno en el gobierno. En el caso dominicano, la última reunión del Comité Político del PLD y la decisión tomada en torno a las diferencias entre Danilo y Leonel sobre las primarias internas, muestra que esos dos líderes prefieren negociar antes que pelear, concertar antes que confrotar. Y si continúan por esa ruta, habrá PLD en el poder por varios períodos más.