En un acto multitudinario celebrado el 27 de febrero de 1963 en la primera planta del Congreso Nacional, y en presencia de varios estadistas extranjeros y decenas de seguidores, se juramentaron como presidente y vicepresidente constitucional de la República, el profesor Juan Bosch y el doctor Segundo Armando González Tamayo, ganadores de las primeras elecciones democráticas celebradas en el país después del ajusticiamiento del dictador Trujillo.
Bosch era el líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fundado en el exilio el 21 de enero de 1939, y había triunfado en el certamen electoral del 20 de diciembre de 1962 siendo su candidato presidencial, luego de que fuera escogido como tal en su primera convención nacional celebrada los días 19, 20 y 21 de octubre en el cine-teatro Ozama, del ensanche Ozama, antiguo Distrito Nacional.
Por su gran liderazgo político, sumado a su prestigio internacional como escritor, él era el dirigente ideal para enfrentarse en dichos comicios al doctor Viriato Alberto Fiallo Rodríguez, médico y antiguo combatiente antitrujillista que comandaba la entidad patriótica “Unión Cívica Nacional” y quien en los días iniciales de la construcción de la democracia, planteaba la liquidación total del régimen trujillista, sacando a latigazos de los departamentos oficiales a connotados colaboradores de la dictadura y a toda persona que hubiera cooperado con el sostenimiento del largo reinado de terror impuesto por Trujillo en sus 31 años en el poder.
Por su parte, el doctor Segundo Armando González Tamayo era un joven médico de apenas 34 años de edad que había llegado casual e inesperadamente a la carrera política; pues tan sólo tres meses atrás no pasaba por su mente acompañar a Bosch en la boleta presidencial del partido blanco; ni que competiría por ese puesto frente a una figura emblemática de la sociedad puertoplateña, como era el indomable luchador antitrujillista, doctor José Augusto Puig Ortiz, candidato vicepresidencial de la Unión Cívica Nacional, quien poseía una historia larga y admirable de oposición a la dictadura de Trujillo, que le tildada de enemigo peligroso cuyo destino permanente pasaría a ser la cárcel, siendo confinado en el manicomio de Nigua, a merced de verdugos carceleros con órdenes precisas de castigar su disidencia y doblegar su valentía y entereza frente a los crueles tormentos que le aplicaron en las ergástulas del régimen.
El doctor Puig Ortiz -como González Tamayo- era médico puertoplateño, casado con la distinguida profesora del liceo secundario José Dubeau, doña Elvia Iluminación Miller Martínez y padre de los reconocidos profesionales Maximiliano Rabelais, Sulamita, Fernando Mayobanex y María Isabel Puig Miller; pero a diferencia de su contendiente, su vida social se había desarrollado en el municipio cabecera; mientras que el compañero de Bosch procedía del campo, pues era oriundo de la sección Los Arroyos de Navas, entonces adscrita al municipio de Imbert, donde nació el 27 de septiembre del año 1929 en el seno del matrimonio formado por los señores Juan Segundo Armando González y Candita Tamayo.
El doctor Puig Ortiz tenía cierta ventaja sobre su joven oponente, en términos de experiencia y por sus atributos de patriota y luchador antitrujillista, que la Unión Cívica insistía en recordar en su programa radial; pero González Tamayo tenía a su favor ser compañero de boleta de Juan Bosch y que los votantes veían en su figura a un profesional joven con mucho futuro, que se abría paso en la sociedad dominicana ejerciendo su profesión de médico en la popular clínica del doctor Ángel Chan Aquino, ubicada en la avenida 27 de Febrero, entre la calle Barahona y la avenida 30 de Marzo de la ciudad capital; fungiendo de gineco-obstetra y cardiólogo internista y compartiendo consultas con reputados y competentes galenos como el doctor Chan Aquino, su director, y el traumatólogo ortopeda doctor Rafael Camasta Isa.
El joven médico González Tamayo estaba casado desde el año 1955 con la señora Penélope Peña, madre de sus hijos: Marcos Antonio, Reynaldo, Leonardo, Manuel, Luis, Patria, Oscar y Penélope Ivelisse, y participaba en la actividad política desde el 5 de julio de 1961, cuando en la ciudad intramuros de Santo Domingo se sumó a la legión juvenil que acudió a la casa No. 13 de la calle El Conde, frente al parque Colón, a manifestar su solidaridad con la “Comisión de la Libertad”, integrada por don Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, que llegaba al país en esa fecha desde el exilio a organizar el partido de la bandera blanca y luchar por la instauración de un régimen democrático.
Él logró poco más tarde -por su correcta actuación y seriedad-, ser designado secretario nacional de Disciplina del comité ejecutivo nacional de su partido; pero su nombre no sería considerado para ocupar ningún cargo público sino hasta el mes de noviembre de 1962, cuando se le mencionó para la candidatura vicepresidencial, a raíz de la crisis momentánea suscitada dentro de la organización por la elección irregular para esa posición del profesor Buenaventura Sánchez Féliz, en la primera convención nacional que culminó la noche del 21 de octubre en el cine-teatro Ozama, donde por amplia mayoría de votos se escogió primero al profesor Bosch como candidato presidencial; a don Ángel Emilio Miolán Reynoso como presidente del partido y al joven médico Washington Aníbal de Peña Rincón como secretario general.
En esa jornada partidaria, Bosch obtuvo más del 80 por ciento de los sufragios emitidos, al computar 465 votos de un total de 485; pero más tarde, en la elección de su compañero de boleta se produjo una súbita abstención; de tal manera que cuando se hizo el conteo definitivo, el aspirante Sánchez Féliz había logrado superar por estrecho margen al doctor Juan Casasnovas Garrido, su adversario principal; pero apenas había conseguido un total de 155 votos, y pese a esa baja votación se le proclamó oficialmente como candidato vicepresidencial, sin que nadie advirtiese entonces que se estaba violando con ello la ley electoral.
Ese resultado demostraba que la mayor parte de los asambleístas desaprobaba ambas candidaturas y habían preferido inhibirse de participar en la contienda electiva, aun conociendo que uno de los aspirantes -Sánchez Féliz- era el secretario de estudios económicos y sociales del partido y fungía en ese evento como secretario general interino, además de su condición de líder perredeísta forjado en el exilio antitrujillista y de supuesto representante de los militantes del sur, por ser barahonero.
Sería unos días más tarde que aflorarían las críticas sobre las deficiencias jurídicas de la candidatura obtenida por Sánchez Féliz, originando preocupación entre los abogados de esa entidad política que se reunieron de prisa, inducidos por el murmullo público que se estaba incrementando; determinando que se debía recomendar la convocatoria del comité ejecutivo nacional, para evaluar el daño inferido a la buena imagen del partido, a su acción electoral y a la propia nominación presidencial de Juan Bosch; así como la celebración, en el tiempo más breve posible, de una nueva convención para elegir por segunda vez el candidato vicepresidencial.
Es ahí donde surge la propuesta unitaria del doctor González Tamayo para acompañar a Bosch como segundo a bordo en la nave política del partido blanco, porque no era conveniente exhibir de nuevo los aspirantes controversiales, aunque Sánchez Féliz resistiría ese cambio y el reclamo de dimisión formulado por el más alto organismo de dirección partidista, optando por presentar un recurso de impugnación en la Junta Central Electoral.
Pese a esa inútil tentativa de boicot, a las 11:00 de la mañana del 8 de noviembre de 1962 se reunió la segunda convención, en la recién adquirida casa nacional de la avenida Independencia esquina calle Cervantes, donde once años más tarde, fruto de una división en el seno del PRD, nacería el Partido de la Liberación Dominicana. En este acto se proclamó por amplia mayoría de votos la candidatura vicepresidencial del doctor González Tamayo,
Desde ese momento el médico imberteño acompañaría a Bosch en casi todas las actividades de campaña, para proyectar su figura, vender las bondades del programa de gobierno y ganar los comicios del 20 de diciembre.
Igualmente, con cierta frecuencia asistiría al programa radial “Tribuna Democrática”, órgano de difusión del partido blanco, dirigido por su secretario nacional de prensa y propaganda, José Francisco Peña Gómez. Este programa tenía en su staff de locutores a Miguel Emmanuel Espinal Hernández “Manny”, presidente de la Juventud Revolucionaria Dominicana y amigo personal de González Tamayo.
La práctica de utilizar ese espacio de radio, la seguiría implementando González Tamayo después de su elección como vicepresidente; planteando por ese canal asuntos de interés público, como lo hizo la noche del 20 de febrero de 1963, afirmando allí que el país tendría en el gobierno de Bosch su primera oportunidad de encauzarse por los senderos de bienestar y progreso, y que cada dominicano amante de su pueblo estaba por eso en el deber de contribuir a que esa oportunidad no se perdiera.
Allí también externaría su inquietud por la errática política exterior del gobierno de los Estados Unidos, dirigida exclusivamente a extender y aumentar su gran poderío económico, situando a los pueblos de América Latina en condiciones de dependencia de ese país norteamericano, sin reparar en que se estaba creando “un terreno propicio para la implantación y rápido crecimiento de doctrinas que aprovechan el descontento de las grandes masas, porque no ven satisfechas sus justas aspiraciones y alimentan el odio hacia los Estados Unidos”.
Esa severa crítica del vicepresidente estuvo acompañada de un reconocimiento a la viabilidad de la ayuda económica que destinaba dicho gobierno para América Latina, dentro del programa conocido como “Alianza para el Progreso”, ensayado en la gestión de John F. Kennedy; un proyecto de asistencia social que “era digno de encomio y debía ser respaldado por todos los gobiernos democráticos de Latinoamérica”.
González Tamayo emitió encendidos elogios hacia las obras de gobierno de los presidentes de Venezuela y Costa Rica, don Rómulo Ernesto Betancourt Bello y José María Hipólito -don Pepe- Figueres Ferrer, dos reconocidos demócratas amigos del profesor Bosch, destacando que estaban ofreciendo valiosos aportes al desarrollo de la democracia en América Latina, al asegurar las libertades políticas en sus respectivos países, manteniéndose en lucha permanente por la democracia económica, incrementando la producción, elevando el nivel de vida de los trabajadores y efectuando una justa distribución de las riquezas de sus pueblos a favor de los campesinos y de las masas desposeídas.
Indicó que el primer objetivo del gobierno de Bosch era restaurar la fe democrática del pueblo; una obra que exigía “grandes sacrificios, esfuerzos, desprendimiento, comprensión y una fiel interpretación de la doctrina cristiana”.
Y aseguró que para conseguir ese propósito el gobierno se proponía implementar un plan de desarrollo integral, que contemplaba aprovechar las buenas condiciones en que estaba la economía nacional, pese a los trastornos generados por la ambición de la familia Trujillo y la incapacidad del Consejo de Estado, ya que para ese tiempo el país tenía muy pocas deudas y poseía grandes riquezas inexplotadas; siendo únicamente necesario una buena administración que pusiese en auge la industria agropecuaria, utilizando los modernos recursos técnicos y estableciendo una reforma agraria bien dirigida y cuidadosamente planificada.
También valoró el gran potencial turístico de la nación dominicana, al señalar que podía ser convertida “sin mucho esfuerzo en el mayor centro de atracción turística de América”, porque operaba en su favor el hecho de tener una gran parte de sus riquezas en manos del Estado, tras la expropiación de los bienes de la familia Trujillo realizada durante el gobierno del licenciado Rafael F. Bonnelly.
Con esas ideas, González Tamayo se juramentó como segundo mandatario de la nación el 27 de febrero de 1963, siendo visualizado de inmediato por la opinión pública como un acompañante leal, serio, respetuoso, solidario y perseverante en la tarea de edificar el sistema democrático dominicano.
Desde entonces fue el auxiliar ideal del jefe de Estado, participando con entusiasmo en la aplicación del programa de gobierno y en todas las actividades oficiales que les fueron encomendadas; sobresaliendo como un verdadero relacionista que recibía en su despacho a empresarios extranjeros, como los ejecutivos de la General Electric, con quienes discutía a menudo la estrategia para hacer realidad los planes definitivos de la construcción de las presas de Valdesia y Tavera, conviniendo con ellos reclutar personal técnico dominicano, con la esperanza de que ambas obras fueran finalizadas antes de que concluyera el período gubernamental.
El doctor González Tamayo tenía también reuniones casi a diario con directivos de distintas organizaciones nacionales y extranjeras, recordándose ahora una que hizo en su despacho, el jueves 4 de abril de 1963, con una comisión del sindicato de trabajadores de la Industria Nacional del Vidrio, presidida por su portavoz, Diógenes Camilo, quien en nombre de esa organización expuso su protesta por la aprobación de una iniciativa legislativa lesiva a los intereses de esa empresa y del pueblo de San Cristóbal, sobre el uso de botellas usadas para envase.
Se recuerda asimismo que el miércoles 22 de mayo, a las 10:00 de la mañana, recibió a los ejecutivos de la recién fundada Publicitaria Oro, una nueva agencia de divulgación de anuncios que promovía el folklore nacional, presidida por el cantante Guarionex Aquino, el locutor Jahr Ferreira y el publicista Bienvenido Bobadilla; y que de igual manera, la noche del sábado 1 de junio realizó en el Estadio Quisqueya el lanzamiento de la primera bola en la inauguración del clásico del campeonato de béisbol de aficionados de 1963, correspondiente al Distrito Nacional, entre los equipos de la UASD y Espaguetis Ricos.
También, el domingo 30 de junio viajó a Roma, encabezando la misión diplomática nombrada por el presidente Bosch, en el decreto 324, para participar en la coronación de Su Santidad Paulo VI, acompañado del licenciado Ulises Bonnelly, embajador ante la Santa Sede; el arquitecto Mario Lluberes, embajador en Roma; y el señor Atilano Vicini, ministro consejero de la embajada en la Santa Sede.
No hay que olvidar tampoco que el sábado14 de septiembre el presidente Bosch salió del país rumbo a México, para asistir durante 15 días a los festejos conmemorativos de la Independencia de ese país, invitado por el presidente mexicano Adolfo López Mateos, quedando el vicepresidente González Tamayo a cargo del Poder Ejecutivo -desde el día anterior-, llegando a tomar decisiones importantes como designar en el cuerpo diplomático a estudiantes sobresalientes becados por el gobierno para realizar estudios de postgrado o maestría en el exterior; estando entre ellos, los bachilleres Luis Fernando Espinal Ruiz, nombrado auxiliar de la embajada de la República en Madrid; Julio Manuel Martínez Báez, en la embajada de Madrid; Nelson Alexander Castillo Domínguez, auxiliar en la embajada de Madrid; Sergio Hilario Saint-Hilaire Zapata, auxiliar de la embajada; Rhadamés Leonidas Mejía Tejeda, auxiliar de la embajada en Brasil; Otto Isidro Guerrero Germán, auxiliar de la embajada en Colombia; Fidencio Alberto Vásquez Caamaño, auxiliar de la embajada de Honduras; Lil Emilia Rafaelina Despradel Stefani, auxiliar en la embajada de Bélgica; Ricardo Ramón Almánzar Cabrera, auxiliar del consulado general en Montreal, Canadá; y Rafael Emilio Medina Peña, auxiliar en el consulado de Mayagüez, Puerto Rico.
Durante la prolongada ausencia de Bosch en México, González Tamayo tuvo que confrontar fuertes rumores de golpe de Estado que circularon en la capital en esos días, calificándolos de “rumores telefónicos” esparcidos por grupos empeñados en crear alarma y confusión. “No ha habido nada de eso” –afirmó-, tras lamentar el clima de desorientación social que se estaba creando.
Sin embargo, la conspiración estaba en pie, era un propósito definido, que se convertiría en golpe de Estado contra el gobierno electo durante la madrugada del 25 de septiembre de 1963.
En un artículo del doctor Ángel Chan Aquino, de fecha 6 de septiembre de 2004, publicado en el periódico HOY, éste refiere que la misma noche del golpe…el presidente Bosch llamó a su vicepresidente para que se hiciera cargo del gobierno, porque él se proponía renunciar ya que no sería “juguete de los militares”. Y su respuesta entonces fue pedirle al presidente que renunciara también en su nombre, porque él tampoco se prestaría a ser marioneta de los líderes golpistas.
Esa misma noche -en la madrugada- el doctor González Tamayo fue apresado en compañía del ministro de Finanzas, licenciado Jacobo Majluta, siendo ambos confinados durante una semana en un espacio de la tercera planta del Palacio Nacional, para ser deportados el 31 septiembre hacia Puerto Rico, junto al presidente del PRD, don Ángel Miolán y sus respectivas familias.
El exvicepresidente residió un buen tiempo en la vecina isla, donde ejerció su profesión; regresando al país luego de la Guerra de Abril de 1965, para nunca jamás participar en actividades políticas; pues consideró más provechoso para su familia reintegrarse a su consultorio en la clínica Dr. Chan Aquino y dedicarse en cuerpo y alma a sus pacientes. En esa línea se mantuvo hasta la hora de su retiro involuntario, para concentrarse en afrontar con devoción la salud quebrantada de su amada esposa.
El autor de estas letras conoció a su madre, doña Candita Tamayo, quien residía en la calle Benigno del Castillo, cerca de la avenida 30 de marzo, en el barrio de Carlos, pudiendo palpar la vivencia tranquila y trasparente de su familia. Aquel hogar era muy visitado por los estudiantes universitarios del municipio de Imbert, algunos de los cuales llegaron a vivir allí en la condición de pensionistas. Era el caso de una joven estudiante de la escuela de Odontología de la UASD, hija de una hermana de doña Candita, llamada doña Rosa Tamayo.
Las visitas se efectuaron en los años 1968 y 1970, acompañado de los estudiantes de Medicina y Arquitectura, Leo González y Carlos Rafael Tamayo Ureña. Siempre nos llega el recuerdo de un empresario bastante emprendedor, hermano del exvicepresidente, que había montado una fábrica de esquimalitos en la calle Abreu cerca de la Álvaro Garabito, donde era notorio un gran movimiento comercial que se sentía en toda la ciudad capital, debido a la gran cantidad de comerciantes que acudían allí a buscar el producto para revenderlo en los colmados y quioscos de Santo Domingo y en el interior del país.
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