Al inicio se la definió como la “corte lerda, vaga” porque se entendía que solo tendría trabajo cada cuatro años, es decir cuando quedase abierta la campaña electoral de cada cuatrienio para elecciones, nacionales, congresuales y municipales.
Sin embargo, la realidad que es la encargada de superar los vaticinios humanos, se ha encargado de desmentir a quienes así pensaban. Y no es para menos. En sus momentos dijimos que era errática tal apreciación, lo afirmamos tomando como punto de partida el hecho de que el voto, el derecho y el deber a elegir y a ser elegido, es el primero de todos los derechos de una democracia, operativa, funcional y autentica.
Sin embargo, no ha sido el voto el que ha generado la popularidad de esta denominada “alta Corte”, son los partidos políticos, es la lucha por democracia al interior de los partidos políticos, la que ha generado el laborantismo funcional del TSE, es que la mayor parte de sus audiencias tienen que ver con quejas intra partidos políticos.
Si bien es cierto que el desorden llamado oficialía del Estado Civil genera un torrente de expedientes de todo el territorio nacional que tienen como depósito al TSE, no menos cierto es que la pasión, los intereses que mayor atracción generan a nivel de opinión pública es el proselitismo al interior de los partidos políticos.
Las diferentes facciones ya no tienen necesidad de dirimir sus diferencias ni a sillazos, botellazos ni a tiros porque ahora la arena donde se baten en duelo mortal, es el Tribunal Superior Electoral. Y, ¡qué bueno que así sea! El empleo del derecho, de la argumentación, de la razón para dirimir diferencias es una cualidad que poseen solo los humanos y la existencia de una escena como el que ofrece el TSE para tal finalidad es lujo que contribuye a afianzar la democracia criolla. Sin duda con la existencia de dicho tribunal, la democracia nacional ha ganado edad y pronto prestigio.
Hemos pasado de una primera generación de jueces a una segunda, y la segunda prometer ser más eficaz, más profunda que la primera, lo que prueba que la función de dicho tribunal electoral va in crescendo. Al hacerlo va creando una cultura democrática nunca antes conocida en el país, pero que sin dudas conduce a la institucionalización de la democracia.
Ciertamente, falta una nueva ley electoral y una ley de partidos políticos, pero son temas que llevan en agenda un largo tiempo, lo cual es indicativo de que es menos lo que falta cada día, por ejemplo, será difícil para el Presidente de la República en su mensaje al Congreso y a la nación el 27 de febrero, dejar de referirse a este tema. Deberá hacerlo, pues en caso de obviarlo, de hacer mutis, es seguro que la opinión pública lo juzgará por ello, determinando que será unas de las debilidades de su pieza oratoria.
Igual le ocurre a nuestros líderes políticos en general, no pueden evadir el tema, tendrán que opinar en favor o en contra, pero no podrán dejar de hacerlo. Es un imperativo que el tiempo hace cada vez más inconmensurable, obligatorio.
Es que llegará el momento –y quizás ocurra en este periodo constitucional-, en que el país tendrá la necesidad de plantearse poseer tribunales electorales de primera instancia en cada provincia, la pregunta es si no será necesario que los tengamos por municipio. Nos inclinaríamos por esto último de no ser por el problema presupuestal que ello plantea. Lo que si queda claro es que a mayor espacio para el debate de ideas, mayores posibilidades de consolidación tiene la democracia.
De cualquier modo, la realidad es, que el Tribunal Superior Electoral (TSE), ha venido a crear el escenario que permite ver con objetividad, la necesidad de una nueva ley electoral y de una nueva ley sobre partidos políticos en tanto instrumentos legales para la consolidación de la democracia. Dicho con otras palabras, la diafanidad y legitimidad del valor supremo de la democracia el voto, pasa por el tamiz de tribunales que permitan darle la fuerza que la administración de justicia entraña entre partes en conflicto ante jueces no solo imparciales sino independientes. DLH-25-2-2018