El pasado 27 de febrero el presidente Danilo Medina hizo su sexta rendición de cuentas, y para mí lo más significativo no fue todas las cifras y todas los logros que mostró, sino que ese discurso fue un verdadero llamado a rescatar la esperanza y a mantener la fe. Un llamado a amar y a no odiar, a construir y no a destruir, a avanzar y no a retroceder.
Al final de su discurso, Danilo invitó al pueblo a trabajar juntos en tres tareas fundamentales. Por la importancia y la significación de esas palabras de Danilo, quiero reproducir la esencia de ese llamado:
“Con este espíritu, mis reflexiones de hoy se dirigen a solicitar a todo el pueblo dominicano que nos acompañen en este objetivo y que avancemos juntos en tres tareas fundamentales:
La primera tarea es cuidar y mejorar en todo momento nuestra convivencia, respetando las diferencias y poniendo en primer lugar el bien común. Pensar en el otro, ponernos en su lugar, respetar todos los puntos de vista y anteponer el diálogo al conflicto debe ser nuestro primer horizonte.
Da igual si hablamos de manejar en la hora pico o de firmar un pacto de país, siempre el respeto y la convivencia debe ser nuestra primera norma. Porque olvidar eso solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de los pueblos.
La segunda tarea que les propongo emprender juntos es orientar siempre nuestra energía y capacidades de forma constructiva, positiva y optimista. El progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar.
Porque ahora es el momento de pensar en la República Dominicana que queremos para las próximas décadas, que será la de nuestros jóvenes de hoy, y de forjarla con solidez y confianza. Y eso comienza por cada uno de nosotros.
Y la tercera tarea es, quizás, la más importante: “Miren siempre a su alrededor con los ojos del corazón”. Reserven un espacio cada día para pensar en el otro, en el que menos tiene, en el que hoy nos pasó desapercibido en el trabajo, incluso en el que nos hizo daño, y vuelvan a mirarlo desde el corazón. Deténganse a dar ese abrazo en casa que a veces olvidamos por la prisa, deléitense con la mirada de sus hijos e hijas.
Miren con el corazón y sientan ese orgullo y esa alegría que nos une a todos y que es el amor por nuestra bella Patria. Este es el país de los que se levantan temprano, de los que quieren ayudar, de los que no se rinden.
Es el país para el que me honra ser presidente y dedicar todo mi tiempo, siete días a la semana, porque todas las horas son pocas para servir a este pueblo noble y laborioso.
Es el país que está cambiando día a día, ante nuestros ojos y que estamos construyendo para nuestros hijos e hijas.
Miren de nuevo, miremos todos juntos, con los ojos del corazón y veremos que es mucho lo que hemos avanzado, mucho lo que podemos celebrar y muchas las razones para sentir orgullo de ser dominicanos.”
Euri Cabral
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