La aldea global que hace medio siglo pronosticó el filósofo y crítico canadiense Marshall McCluhan, se puede asegurar que ya es una realidad en estos tiempos. Desde este terruño insular podemos comunicarnos con alguien en Japón, situado al otro lado del mundo, con un simple aparato de teléfono celular y escuchar su voz al instante de que habla, ver sus gestos. Lo mismo recibe allá nuestro interlocutor.
Las redes sociales se han nutrido y aprovechado al máximo de los avances de la tecnología, en especial de la telefonía móvil.
En las últimas décadas las comunicaciones han dado un salto más que cualitativo. Lo de cantidad está sobreentendido. No nos dejan mentir los millones de mensajes de texto, lo mismo que de voz, y fotografías que en segundos “cruzan” los confines del mundo. Y ojalá siempre sea con las mejores intenciones.
Cuando he conversado vía teléfono con parientes y amigos en Europa, es como si estuvieran frente a mí. No son distantes aún los tiempos en que las comunicaciones con el Viejo Continente se hacían por métodos en cierta forma rudimentarios, que el interlocutor hablaba y a los pocos segundos era que le escuchábamos.
Las cartas manuscritas y a maquinilla son parte de la historia. Interactuar vía mensajes de texto, para entonces había que confiar en el largo tiempo empleado por el correo tradicional, que aún en estos tiempos pulsa por mantener vigencia, pese a todo.
En mis tiempos de estudiante de periodismo en la Uasd, recuerdo una práctica que puso Lipe Collado en la asignatura Redacción I. Consistía en redactar a maquinilla y luego llevar al aula cien noticias escogidas de periódicos, fiel a su original.
Para eso, el profesor nos dio una semana. Estuve entre los pocos que cumplí. Llevé cien noticias redactadas, cada una en hoja de papel 8 ½ x 11. El objetivo principal era adquirir agilidad en lo que se refiere a la redacción periodística.
Hoy en día los métodos modernos tienden a variar esos tipos de prácticas. Un profesor que les indique algo parecido a sus alumnos, indiscutiblemente que no se auxiliarán de papel y maquinilla. De entre esos estudiantes, posiblemente los de menos edad, habrá quienes dirán que nunca han visto semejantes instrumentos para escritura. Y porque “todo está en en ‘Gugleo’”, pues los copy page constituirán la mejor forma de presentar esa práctica. Craso error.