Este domingo el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se juego su futuro inmediato en la Convención que habrá de escoger a sus dirigentes tanto en el territorio nacional como en el extranjero, principalmente Estados Unidos y Europa.
Hasta este momento los trabajos marchan bien. La Comisión Organizadora de la Convención que encabeza el poeta Tony Raful está cumpliendo a cabalidad las complejas tareas que le fueron asignadas. Ojala que los incidentes que se produzcan no empañen la labor de la Comisión y que no haya traumas ni mayores complicaciones en el conteo de los sufragios.
Los dirigentes, militantes y simpazantes inscriptos en el padrón solo tienen que acudir al centro de votación correspondiente y depositar su voto por el o los candidatos de su preferencia e irse para su hogar y esperar los resultados. Nadie, sin pagar las consecuencias, puede empañar o dañar el proceso democrático que se llevará a cabo hasta este domingo.
Que no ocurran hechos lamentables como fraudes, compra de votos, violencia, robo de urnas, etc., como suele suceder en las elecciones internas de los partidos y en las nacionales cuando se elige el presidente y vicepresidente de la República. El PRM tiene que hacer unas elecciones que lo distinga y lo aleje de los demás. De esa forma tendrá calidad moral para criticar y condenar el desconocimiento de la voluntad popular.
A pesar del “acuerdo” a que arribó el liderazgo del partido, los miembros de la organización política tienen la libertad, absoluta, libérrima, de votar por los candidatos de su simpatía. No es obligatorio expresar su simpatía por uno u otro porque lo haya dicho éste o aquel. No. La democracia es libertad, es libre albedrio. Si la mayoría acepta o no el “acuerdo”, es una decisión que nadie puede ignorar.
El PRM no pretende coartar la libertad de nadie.
Por lo que he visto, muchos, más de los que imaginaba, incluyendo jefes de los grupos, han expresado simpatías por compañeros ajenos al “acuerdo” dejando claro que el pacto fue en lo fundamental, de palabras. Los hechos dicen otra cosa.
De todos modos, lo importantes es que el partido se exprese masivamente eligiendo a sus dirigentes. Lo importante es que el proceso concluya exitosamente fortaleciendo sus estructuras y colocarse en una cómoda posición para enfrentar los desafíos por venir, que son muchos.
A partir de este domingo el PRM no tendrá excusas para jugar su papel de oposición, dura y sin límites, como la que le hizo el PLD a los gobiernos del PRD incluyendo el que encabezo Hipólito Mejía contra quien mantuvieron una campaña bestial. Incluso conspiraron para derrocarlo. Sus acciones eran sediciosas todo el tiempo.
Los grupos que orientan Hipólito y Luis Abinader tienen que comportarse correctamente. No pueden ser parte del problema, sino de la solución. Ellos tienen, por su liderazgo, la mayor responsabilidad para que la convención sea exitosa. En esta convención, deben entenderlo todos, no está en juego la candidatura presidencial. Está en juego la vida del PRM, su fortalecimiento y su unidad, lo cual es más importante. Verlo de otro modo sería un error imperdonable.
El PRM se llena de gloria si sale airoso de su convención. Solo de esa forma puede ser opción de poder. No olviden, como digo siempre, que el todo es más importante que cualquiera de sus partes.