Las conclusiones de la VIII Cumbre de las Américas, efectuada en Lima, Perú, reflejan la trayectoria del devenir histórico de esta región del mundo agobiada por males ancestrales como la desigualdad social; corrupción, inequidad, falta de institucionalidad, fragilidad democrática y política y ausencia de un liderazgo colectivo para arribar a un consenso general sobre los temas abordados.
Esta vez, el evento transcurrió sin la presencia del presidente de la primera potencia del mundo, Estados Unidos de Norteamérica, así como la exclusión del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, que no fue invitado.
Donald Trump, quien delegó en el vicepresidente, Mike Pence, estuvo concentrado en el ataque multinacional contra Siria, dirigido por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Pero, la Cumbre transcurrió y finalizó aunque con relativo éxito, suscribiendo y aprobando un acuerdo contra la corrupción gubernamental.
También formulando un vehemente llamado a las instituciones americanas para que haya mayores mecanismos de controles y vigilancia en torno a la corrupción administrativa.
Es decir, muchos de los mandatarios presentes responsables de actos de corrupción finalmente entienden que “hay que detener este mal”, causante principal de la miseria de millones de seres humanos en el Continente Americano.
En Estados Unidos y Canadá, diferentes al resto de los países de América, las medidas anticorrupción son más efectivas y existen sólidas estructuras jurídicas independientes del Poder Ejecutivo con suficientes capacidades para enjuiciar a quienes carguen con los recursos públicos.
Compromiso de Lima, ¿finalizará la corrupción?
El eje central de la VIII Cumbre de las Américas fue “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción”, planteando como elementos primarios:
1 Fortalecer las instituciones democráticas para la prevención y combate de la corrupción en el Hemisferio, otorgando a las autoridades competentes las garantías necesarias para el buen desempeño de sus funciones.
2 Fortalecer la autonomía e independencia judicial siguiendo los estándares interamericanos y universales aplicables en la materia, con el objeto de promover el respeto al Estado de Derecho y el acceso a la justicia, así como promover e impulsar políticas de integridad y transparencia en el sistema judicial.
Como se puede apreciar el tema de la corrupción primó en las discusiones entre los 33 Jefes de Estado y representantes de Gobiernos reunidos en Lima, ahora nos toca esperar si finalmente, ¿se detendrá la corrupción administrativa en América?
Se ha llegado a un punto crítico en cuanto a la transparencia en el manejo de los recursos estatales, particularmente en Latinoamérica, al extremo de que organismos financieros internacionales analizan seriamente la posibilidad de suprimir el otorgamiento de créditos a los regímenes sindicalizados como corruptos.
Previo a la presencia de los mandatarios, los cancilleres de los países que acudieron a la cita discutieron y procedieron a redactar los temas básicos de la Cumbre.
Igualmente se abrió la tercera Cumbre Empresarial de las Américas, donde líderes gubernamentales, empresariales, economistas y especialistas de los principales organismos financieros mundiales debatieron sobre el comportamiento económico de la región. Un gran espacio de negocios para la búsqueda de nuevas inversiones y atractivos comerciales.
Ahí participó el secretario de Estado de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Rose, quien cabildeó intensamente para tratar de minimizar el gran atractivo que tienen las millonarias inversiones de la República Popular de China en el continente.
En efecto, el acero y los aluminios dos materias primas producidas en América, que son esenciales para la expansión del gigante asiático ocuparon protagonismos en los debates.
El 60% de los Acuerdos de Libre Comercio de EE.UU. en el mundo son efectuados con Latinoamérica.
Democracia y Corrupción
El texto rubricado por los gobernantes americanos dice entre otras cosas que “la prevención y el combate a la corrupción son fundamentales para el fortalecimiento de la democracia y el Estado de derecho en nuestros países, y que la corrupción debilita la gobernabilidad democrática, la confianza de la ciudadanía en las instituciones y tiene un impacto negativo en el goce efectivo de los derechos humanos y el desarrollo sostenible de las poblaciones de nuestro Hemisferio, al igual que en otras regiones del mundo”.
Irónicamente varios de los Jefes de Estado que aprobaron esos textos en los debates y conclusiones de la VIII Cumbre de las Américas, están sindicalizados como beneficiarios de la Mega corrupción que propició la Odebrecht en América Latina y otras naciones del mundo, donde repartió en sobornos unos 788 millones de dólares entre Jefes de Estado, legisladores y lideres políticos.
Inclusive, Pedro Pablo Kuczinski, ex presidente del Perú, tuvo que renunciar días previos de iniciarse el encuentro bajo la acusación de haber recibido coimas de la multinacional brasileña.
Ciertamente que producto de la corruptela que sacude la administración pública en Latinoamérica, incluyendo por supuesto República Dominicana, cada día se incrementa la pobreza en la región con el deterioro de los servicios públicos; del sistema de salud, educación, vivienda, medio ambiente, incremento del desempleo, inseguridad, violencia y delincuencia así como de la destrucción del sistema de seguridad, jubilación y de pensiones de los trabajadores y empleados públicos y privados.
Datos del Banco Mundial precisan que 186 millones de personas viven con menos de 4 dólares al día en América Latina, y la organización Transparencia Internacional dice que 7 de cada 10 ciudadanos del hemisferio desconfían en sus instituciones, autoridades y gobiernos.
"Nuestros países enfrentan múltiples desafíos. Nuestros gobiernos siguen sin poder resolver temas como delincuencia, informalidad y corrupción, si esto continúa será difícil continuar con los objetivos de desarrollo sostenible que tenemos en la agenda al 2030″, sentenció el actual presidente peruano, Martín Vizcarra, en su discurso inaugural de la Cumbre de las Américas.
Tragedia Humana
Hubo consenso en que se deben introducir modificaciones en las legislaciones de las naciones americanas para poder castigar los actos de corrupción.
En ese contexto, el documento final firmado por los gobernantes que asistieron a la VIII Cumbre de las Américas sugiere además que:
-Desarrollar una cultura de transparencia, participación ciudadana y prevención de la corrupción para el fortalecimiento de los valores democráticos y cívicos desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida, implementando programas de enseñanza y aprendizaje en los diferentes niveles de los sistemas educativos, así como programas de educación continua.
-Promover campañas de concientización pública y participación ciudadana para la prevención y lucha contra la corrupción y la impunidad; y sobre los instrumentos disponibles para combatirlas.
La reflexión final es que tanto los gobiernos, empresarios y toda la sociedad civil deben involucrarse en una firme cruzada contra la corrupción, terrible mal social que amenaza la estabilidad de toda América Latina y de sus instituciones.
El mayor temor es que cualquier día inesperado las masas enardecidas se lancen a las calles a demandar su legítimo derecho a vivir como seres humanos.
¿Será que estamos a tiempo de evitar una tragedia humana en América?
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Domingo, 15 de abril del 2018