Olvidando los escándalos de corrupción y el auge del narcotráfico y del crimen organizado, –algo en lo que el gobierno es efectivo- la Opinión Pública mantiene en primer plano la lucha por las primarias –abiertas o cerradas- que mantienen dos bandos del PLD encabezados por el presidente Danilo Medina y el ex Leonel Fernández, que aspira a retomar el poder en las elecciones del 2020.
Los demás partidos, movimientos políticos y sociales opinan sobre el tema dándole la primacía al tema, sobre todo después que el senado –sello gomígrafo del presidente Medina, aprobara la ley de partidos incluyendo las primarias abiertas que el sector del ex presidente Fernández rechaza alegando que es inconstitucional.
Esta confrontación, lejos de ser beneficiosa, es dañina. En el fondo lo que se pretende es la no aprobación de la ley de partidos que por más de dos décadas anda danto tumbos en el Senado y en la Cámara de Diputados porque los partidos en el poder no quieren controles ni equidad en las elecciones; quieren “comer con su Dama”, es decir, utilizar los recursos del Estado para ganar o robarse los comicios, como ha sucedido en otras ocasiones.
Los partidos de oposición, cada vez menos influyentes y poderosos, han caído en la trampa del PLD al referirse unos en favor de las primarias abiertas otros en las primarias cerradas. Y eso, desde mi punto de vista, no es lo más importante.
Es cierto que las primarias abiertas favorecen principalmente al presidente Medina que, impedido por la Constitución puede imponer o favorecer a un candidato determinado que, por supuesto, no sea Leonel Fernández con quien mantiene una lucha cuerpo a cuerpo. Como también es cierto que al ex presidente Fernández le favorece que sean cerradas porque sin su archirrival Medina, el PLD no tiene un candidato con mayor respaldo que él. (La oposición ha debido decir: Allá ellos, que resuelvan sus problemas como mejor consideren y seguir con su agenda propia)
Considero que más importante que las primarias, abiertas o cerradas, es la ley de partidos y la modificación de la ley electoral. Detenerse o impedir la ley de partidos sea aprobada, por el asunto de las primarias, es un error imperdonable.
Hay que hacer esfuerzos para que la ley de partidos sea aprobada en estas legislatura, porque urge un marco jurídico regulatorio para los próximos comicios, de tal manera que el gobierno no pueda convertir al Estado en un factor que determine quién gana y quién pierde las elecciones.
Precisamos de una ley de partidos que garantice equidad, transparencia y libertad a la hora de ejercer el voto. Lo he dicho otras veces, sin ley de partidos, es mejor no participar en los comicios porque será otro “matadero electoral” que garantizara la permanencia del PLD en el poder.
El PLD no desea ley de partidos porque no quiere limitaciones económicas. ¿Para qué si le “perjudicará”, si le impedirá aceptar dinero del narcotráfico, del contrabando, del propio Estado, del crimen organizado y de empresarios inescrupulosos? En cambio, la ley le pondría límites al dinero, venga de donde venga, al uso de los medios de comunicación, etc.
Detenerse solo en las primarias es perder el tiempo sobre todo porque el PLD tiene mayoría congresual y el dinero para comprar voluntades. (El hombre del maletín). El PRM y los demás partidos de oposición, junto con entidades de la sociedad civil, de la iglesia y del empresariado, tienen que luchar por la aprobación de la ley de partidos ya consensuada en más de un 90%.
No sigan cogiendo el rábano por las hojas, ni haciéndole el juego al PLD, a Danilo y a Leonel, la ley de partidos es más importante que las primarias, es lo que democratizará las elecciones del 2020 y las hará creíbles. Todo lo demás es “monte y culebra”.