Si hubiese sido a la inversa, que Fefita logra que el popular cantante rapero grabara junto a ella un merengue típico, la historia hubiese sido otra
Fefita la Grande ha ganado grandeza por ser una expresión de nuestro folclor, en especial del merengue dominicano, el que ella encarna no solo al ejecutar ese ritmo, sino por su histrionismo y su personalidad campechana integral.
Fefita se tiene como un modelo de la expresión cultural cibaeña, una mujer desinhibida, franca y sincera: Su peculiar forma de hablar y de expresar sus sentimientos son de las particularidades que hacen que se le vea como una expresión de nuestra dominicanidad.
Por su música, y ese sello de dominicanidad, es que ella se ha ganado el reconocimiento nacional, que le ha merecido distinciones y premios de la sociedad dominicana.
Se admira su talante de mujer luchadora, que ha logrado imponerse de igual a igual con los hombres que cultivan el merengue típico.
Por eso, choca a la sociedad misma ver que Fefita se haya dejado arrastrar a una expresión rítmica urbana que se le tiene como algo extraño, no propia de nuestra cultura musical.
Es obvio que los movimientos que hemos visto cuando Fefita baila el merengue, se vean deformando cuando ella aparece en un video “rapeando” en una canción urbana grabada con El Mayor Clásico, cuyas imágenes y letras lucen vulgar, inapropiadas para ella, aunque al cantante urbano le caigan como anillo al dedo.
Si hubiese sido a la inversa, que Fefita logra que el popular cantante rapero grabara junto a ella un merengue típico, la historia hubiese sido otra, probablemente ambos estuvieron recibiendo elogios de quienes hoy la critican a ella.
Nadie la criticó cuando grabó el merengue La Pimienta es la que Pica junto a Milly Quezada y Maridalia Hernández. Para muchos, ese merengue pimientoso, bien cantado y musicalizado, no es más que la reafirmación de esa dominicanidad que encarna Fefita La Grande.
Creo que ella tiene razón cuando defiende su derecho a hacer con su carrera y su vida lo que considere conveniente, pero la vida está cargada de simbolismo, y muchos ganan méritos sociales, artísticos y hasta patrióticos, abrazados a determinados paradigmas, y debemos de estar conscientes que cuando los abandonamos, quienes por aquellos te han glorificado, tienen derecho a criticarte.
Ojalá que la Mayimba, y Gran Soberana lo entienda.