El traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, prevista parea este lunes, ha desatado los demonios en la fontera de Palestina en Israel, donde al menos 25 personas han muerto en enfrentamientos.
Reportes procedentes de la zona indican que miles de palestinos protestaron a lo largo de la frontera con Israel y que a ellos ha disparado el Ejército israelí causando la muerte de al menos 25 personas en el día más sangriento de semanas de manifestaciones y que amenaza con ensombrecer la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos en la disputada Jerusalén.
Los informes periodísticos ponderan que fue el día más sangriento de protestas desde que los palestinos comenzaron a realizar manifestaciones en la frontera cada semana desde el 30 de marzo para intentar romper con el bloqueo de Israel y Egipto. Los manifestantes incendiaron llantas, las cuales produjeron gruesas columnas de humo negro.
El Ejército israelí acusó a los manifestantes de intentar irrumpir en la valla fronteriza y de colocar una bomba, agregando que los efectivos habían sido atacados.
Para el mediodía, al menos 25 palestinos, incluido un joven de 14 años, habían muerto y más de 500 personas resultaron heridas por fuego israelí, según funcionarios sanitarios palestinos.
En Cisjordania, varios miles de personas se dieron cita en el centro de Ramala, y cientos marcharon hacia el paso fronterizo de Qalandiya, en las afueras de Jerusalén, donde los manifestantes arrojaron piedras a las tropas israelíes.
El ejército de Israel advirtió el lunes a los residentes en la Franja de Gaza que detendría cualquier intento de violar la valla fronteriza, señalando que quienes se acercaran a ella estarían poniendo en peligro sus vidas.
Hamas, el grupo insurgente que gobierna la Franja, esperaba que decenas de miles de personas se unan a la marcha del lunes, sugiriendo un posible cruce fronterizo.
Con Israel y Hamas cada vez más enfrentados, preocupa que los actos del lunes puedan dejar un gran número de víctimas.
La manifestación forma parte de una campaña iniciada hace semanas por Hamas, alimentada por la desesperación entre los dos millones de residentes del territorio, para intentar acabar con el bloqueo impuesto hace una década por Israel y Egipto.