SANTO DOMINGO. Arquitecto José Enrique Delmonte expresó que la decadencia de Gascue se aceleró con la llegada de la democracia, período en el que la ciudad de Santo Domingo se ha convertido en una metrópolis de complejidades extremas, con altas deficiencias en sus servicios, grandes procesos migratorios y expansión de los espacios vulnerables.
Al dictar la conferencia sobre “Gascue: génesis, desarrollo, decadencia y transformación”, dentro del ciclo “Miércoles de Gascue”, organizado por el comité del ICOMOS, en la Academia Dominicana de la Historia, el profesional recordó que el barrio es el primer “constructo” de la dominicanidad manifestada en Santo Domingo.
Explicó que el conjunto de sectores, que con el paso del tiempo se fusionaron en lo que en la actualidad se ha llamado “Gran Gascue”, surgió como expansión de la ciudad y dependiente del hoy centro histórico.
“Poco a poco, con su autodefinición de sector ‘exclusivo’, no se llegaron a desarrollar en él unidades de abastecimiento de servicio suficientes para sus residentes y esta situación le caracterizó casi como una ‘ciudad dormitorio’ que abastecía de recursos humanos al centro de producción y administración de la zona intramuros”, dijo.
Delmonte, quien fue presentado por la doctora Mu Kien Sang Ben, presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, manifestó que Gascue está en proceso de transformación y que requiere de acciones contundentes.
“Para entender mejor lo que acabo de decir, el problema en Gascue es el resultado de la inserción en el territorio urbano de los componentes que definen una ciudad global”, enfatizó.
Manifestó que en Santo Domingo el llamado polígono central comienza a actuar de esa manera y Gascue queda a distancia entre esa nueva centralidad mundializada y una zona histórica que actúa como atractivo turístico y cultural.
“De esta forma, ese vecindario tradicional del siglo XX juega un papel peligroso en el mantenimiento de sus estructuras porque recibe el impacto de ser periférico al centro financiero, de no conectarse con la dinámica turístico-cultural del centro histórico, de acoger un uso de suelo institucional y caótico, de sufrir una movilidad social negativa, de reducir su valor en el mercado y servir, en consecuencia, a inversiones inmobiliarias ajenas al fenómeno y de reducir su huella patrimonial y ambiental”, añadió.
Dijo que todos estos componentes representan el reto del Gascue de hoy que hace que se alerte sobre su vulnerabilidad y se promueva la acción.
Afirmó que ante esta realidad es importante eliminar la barrera que separa a los “malos” y a los “buenos” en esta preocupación por transformar a Gascue.
“No es un asunto solo de evocación, nostalgia y utopías, pero tampoco es un asunto solo de mercado, de inversión ni de progreso. Se necesitan los inversionistas inmobiliarios y comerciantes al igual que se necesitan los agentes culturales y los defensores de la huella patrimonial. La realidad es que un predio en Gascue vale 30% menos que otros de iguales dimensiones en circundantes debido a esa atmósfera de indefinición, deterioro y desvalorización”, aseguró.
La exposición del arquitecto Delmonte se enmarcó dentro de serie “Miércoles de Gascue”, coordinada por el Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).
En el 6 de junio el arquitecto Gustavo Moré expondrá sobre “La obra de Guillermo González en Gascue”.
El ciclo finalizará con las conferencias “Gascue y su evolución tras la caída de la dictadura de Trujillo: la paradoja Gascue”, a cargo de Omar Rancier, el 13 de junio, y “Gascue, distrito arquitectónico: su gestión como patrimonio urbano”, que dictará Diana Martínez el 20 de junio.
Recientemente, la arquitecta Mauricia Domínguez resaltó el valor del patrimonio arquitectónico e histórico de Gascue, durante una concurrida conferencia sobre “La arquitectura del movimiento moderno de Gascue”.
Antes el ingeniero Antonio Guerra Sánchez hizo una exposición, titulada “De Francisco de Gascue a H.H. Gosling, toponimia y genealogía en los orígenes de Gascue”, en la que aseguró que Gascue o Gazcue lleva el nombre del contador oficial real de Santo Domingo don Francisco de Gascue y Oláiz, quien fue propietario de parte de los terrenos en que está ubicado el sector.