No hay sorpresa: el Procurador General de la República actuó bajo las órdenes del Presidente Danilo Medina. Jean Alain Rodríguez es un instrumento del régimen corrupto y corruptor al servicio de la impunidad de sus jefes políticos y muy especialmente de un Presidente y un gabinete involucrados en los más graves actos de corrupción de los últimos años, en las principales sobrevaluaciones de Odebrecht, en la estafa de Punta Catalina y en los sobornos electorales de esa corporación mafiosa..
Además de reiterar la exclusión en el expediente de Odebrecht de aquellos temas cardinales como las sobrevaluaciones, la financiación electoral y el contrato-estafa de Punta Catalina, archivó ocho casos correspondiente a los catorce personeros implicados originalmente en los sobornos y está manejando los restantes exclusivamente en función de la política reeleccionista, como mecanismo de chantaje hacia la vulnerable y también corrompida oposición interna y hacia un PRM en descomposición. Actuó como encubridor y cómplice.
Se confirma así que no tiene fundamento alguno el ilusorio reclamo de un Ministerio Público y un Poder Judicial independientes y honestos en el marco de esta institucionalidad putrefacta manipulada por la cúpula del PLD y su Gobierno, y adicionalmente sustentada por un sistema de partido totalmente pervertido, con una oposición pusilánime y comprable.
No hay solución institucional al drama de la corrupción y de la impunidad que protege a sus protagonistas y beneficiarios.
Tampoco hay salida electoral democrática para encarar los males acumulados.
Esta institucionalidad se pudrió.
Está vigente una dictadura constitucional mafiosa disfrazada de democracia, que aspira a perpetuarse en el poder a través de fraude, trampas y todo tipo de fechorías políticas.
Ahora -con el voto a favor del cerco, bloqueo e intervención contra la Venezuela bolivariana- este gobierno está comprando impunidad en EEUU (con Trump) y en los Gobiernos ultra-reaccionarios del Continente, que incluso recientemente le han facilitado acceder al CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU.
Este proceso de descomposición ascendente solo tiene solución volcándose el pueblo a las calles (ejerciendo la democracia de calle), creando Poder Constituyente, descalabrando el Poder Constituido en descomposición y dando paso a una transición que organice una Asamblea Constituyente Popular y Soberana, capaz de dotar al país de una nueva constitución y una nueva institucionalidad.