Pensar y refundar la UASD es una luz en el camino que hay que recorrer para liberar y despedir las impertinencias y obsolescencias acumuladas en las últimas décadas.
Por Rafael Morla
Pensar y Refundar la UASD, más allá de cualquier proceso electoral, constituye la consigna orientadora de los que realmente quieren cambios al interior de la Primada de América. ¿Cómo cambiar la universidad sino la pensamos? ¿Cómo insertarnos en la sociedad del conocimiento al margen de una reflexión crítica y creadora en torno a los saberes que se mueven en el mundo? ¿Cómo estar atentos y vigilantes a los movimientos económicos, políticos y culturales que se suscitan en esta era planetaria, sin un pensar que permita comprender y reflexionar en torno a la diversidad de manifestaciones de lo humano?
Pensar y refundar la UASD es una luz en el camino que hay que recorrer para liberar y despedir las impertinencias y obsolescencias acumuladas en las últimas décadas. Es flecha orientadora de un discurso que permite entender la universidad y orientar la praxis transformadora de su vida interior. Tenemos que reinventarnos, repensarnos y refundarnos.
Pensar y reorientar la praxis transformadora es propio de este mundo: se hace necesario cuando las sociedades experimentan cambios significativos en su desarrollo material y espiritual, que terminan por trastocar el orden existente, el mundo de ideas, valores y creencias, en fin, la vida toda.
Hay que repensar (que es un pensar) la Universidad Autónoma de Santo Domingo, si queremos ponerla a la altura de los tiempos, insertarla creadoramente en el mundo en que vivimos, recuperar el espacio perdido, colocarla en la agenda nacional, transparentar su vida interior y eficientizar los procesos académicos e institucionales, que como parte de la visión, misión y valores le dan razón de ser.
Es pensando la Universidad y convirtiéndola en objeto de estudio y reflexión, que podemos hacernos las preguntas siguientes: ¿cuáles son las obsolescencias principales que la afectan? ¿Cómo superarlas? ¿Qué cosas del pasado hay que preservar para relanzarla en el presente? ¿Cuál es el estado de los saberes en la UASD? ¿Cómo están las relaciones profesor-estudiante? En fin, ¿de dónde venimos? ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?
Se ha hablado mucho del carácter reflexivo de la modernidad, pero se ha pensado muy poco en torno a lo que ello implica para el mundo moderno tardío en que vivimos. Descartes, pensador francés, es el fundador de la modernidad filosófica, y elaboró una fórmula, que, para mí, conserva toda su vigencia: “pienso, luego existo”, cuyo significado, supone, que, si algo quiere existir o validarse, modernamente hablando, tiene que ser pensado.
Pensar es actuar, no es diluirse en la intimidad consigo mismo. Es la voluntad reflexiva de un sujeto que piensa la realidad para cambiarla. Nuestro pensar tiene que conducir a la refundación de la UASD, que es un proceso mediante el cual se revisa, y da nueva vida a todo el quehacer institucional de la Academia. Las impertinencias son teóricas y prácticas, y están atravesadas transversalmente por la ética de los sujetos responsables de las acciones. Se asume que nadie es ingenuo y todos somos responsables de lo que pasa y no pasa en la UASD. Naturalmente, la responsabilidad mayor es de los dirigentes.
Repensar es pensar de nuevo; refundar, es fundar nueva vez, en circunstancias diferentes, con ideas, valores y hombres y mujeres distintos, que, convertidos en sujetos sociales y morales, asumen la responsabilidad histórica por sus acciones, y por los cambios a realizar.
Decía José Martí en su obra titulada, La edad de oro, que el gran mérito de Simón Bolívar fue que no se cansó de luchar por su patria, cuando hacía mucho tiempo que Venezuela se había rendido al dominio colonial de España, de ahí concluyo que el futuro, socialmente hablando, es una construcción humana, que solo alcanzan los que no se rinden.
Pensar y refundar la UASD, es nuestra consigna orientadora, para que ondee por lo alto la bandera del cambio, y se desbroce el camino grande de la Universidad del porvenir, la que queremos y necesitamos de cara a este siglo XXI.
El autor es ex director de la Escuela de Filosofía y ex decano de la Facultad de Humanidades.