Al leer el libro: Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana, el lector se percata, inmediatamente, del calibre de la personalidad y del objetivo político que perseguía Juan Bosch, su autor, al realizar el gobierno que presidió en 1963 desde el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Nos cuenta el Profesor Bosch, que su objeto era incorporar a las masas dominicanas a la actividad política gubernamental, pues habían estado excluida de la participación en la cosa pública, en el Estado, por al menos 500 años, es decir desde la llegada de los españoles y la subsecuente colonización de la isla que ello implicó.
Es a este proceder de incorporación de las masas, de la mujer, de los jóvenes, de los hijos de machepa, etc., que con el tiempo se ha venido denominando boschismo. Este bochismo afirma que los fundadores de la república no pudieron completar su obra porque si bien fundaron el Estado, no pudieron conseguir que el pueblo llano quedase incorporado a las fuerzas productivas y al Estado en calidad de ciudadano con plenos derechos.
De ahí que la propuesta del boschismo apunta al logro de esos propósitos.
Obvio, para conseguirlo, se requería de una vanguardia, es decir de un partido de masa que luchase por la consecución de esos objetivos. Ese partido de masa fue originalmente el PRD, pero hacía 1973, el profesor Bosch observó que ese partido había sido tomado por sectores que perseguían propósitos diferentes a los que perseguía el boschismo.
Por ello abandono sus filas y de inmediato, fundó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), definiéndolo como el partido donde conseguiría lo que no pudo lograr desde el PRD: incorporar a las masas en calidad de ciudadanos con dignidad y decoro a la vida política, social y económica de la nación.
El PLD surgió como una fuerza formada por cuadros políticos con formación política para completar la obra de los fundadores de la República. Sin embargo, ya para 1991, Bosch observo -en carta que hizo pública-, que estaba observando en el PLD, las mismas taras que lo obligaron a renunciar del PRD, por lo que renunció
a seguir dirigiendo el PLD.
Afirmó que su avanzada edad, no le daba tiempo biológico para fundar un nuevo partido. Por tanto, el boschismo presenta tres crisis fundamentales, la primera es el golpe de Estado de 1963, la 2da, es la salida de Bosch del PRD en 1973 y la tercera, es su renuncia al PLD en 1991.
Como podrá observarse, esas tres crisis no hicieron desaparecer el boschismo. Este sobrevivió y se mantuvo como una ideología política sustentada por sus discípulos en razón de que el PLD es una maquinaria política organizada y estructurada con base a los principios del centralismo democrático y donde toda decisión importante, para ser tal, ha de ser sometida al escrutinio de su militancia de base y hasta no ser aprobada por estas en asambleas libérrimas y cerradas no constituyen una línea política. Una base que está integrada por militantes políticos con formación política orientada hacia los objetivos que constituyen los objetivos ideológicos del boschismo.
Sin embargo, con la llegada del PLD al poder en 1996, muchas cosas comenzaron a cambiar, primero, se llegó al poder mediante una alianza no con fuerzas políticas de centro izquierda ni de izquierda sino con fuerzas políticas conservadoras, aunque con la integración de elementos aislados de lo que Juan Isidro Jiménez Grullón denomino “Nuestra Farsa Izquierda.” Luego de esa experiencia de poder, paulatinamente, el PLD fue pasando de ser un partido de militantes a ser un partido de masa, como otrora lo había sido el viejo PRD y, finalmente, a ser un partido de cuadros notorios como los partidos y facciones burguesas de inicios del partidarismo politico.
Esta mutación ha traído consecuencias muy caras para el boschismo, pues de partido de masa, ha pasado a ser partido atrapa todo y de tal ahora, mediante la propuesta de primarias abiertas, se pretende que pase a ser un partido tipo conservador donde el dinero, la prestancia social y no la militancia, son las que determinan la participación en política.
En pocas palabras, esta nueva mutación liquida la participación de los hombres y mujeres del pueblo en razón de que la pertenencia o militancia al partido no les garantiza ya una participación efectiva en política a ningún militante, esto es: no les garantiza el derecho a ser elegidos, pero si el de elegir.
Porque quienes podrían ser elegidos bajo este esquema, son solo los adinerados sin que importe mucho el origen de su dinero.
Es decir, el partido quedaría así, en manos de aquellos sectores que siempre adversó Bosch porque no garantizaban la participación de las masas en política.
Por tanto, el planteamiento de elecciones primarias abiertas constituye el mayor atentado que el boschismo ha sufrido desde su aparición, si se concretare esta posición, que defiende el hijo de mogollón metido a servir de las clases dominantes, habrá lanzado al zafacón al boschismo.
Este es el objetivo encubierto que se persigue, y, mediante el cual, las masas que tanto ocuparon el tiempo político de Juan Bosch, podrían ver amenazada su participación en política, porque los partidos políticos quedarían desnaturalizados de tal modo que más fácil pasaría un rico por el hoyo de una aguja, que un pobre a una posición electiva o de nombramiento en el Estado Dominicano. DLH-25-6-2018