Junio es el mes de cada año dedicado internacionalmente, a reflexionar sobre los daños que los humanos producen al medio ambiente, a su hábitat, a su casa común, al único lugar del universo del cual se tiene constancia de que existen condiciones para la vida de los humanos y demás especies terrícolas.
Mayo es también el mes escogido por el Ministerio de Medio Ambiente para junto al INDRHI, autorizar la extracción indiscriminada de agregados denominados grava, gravilla y arena de su cuenta.
La historia depredadora inició en el denominado cruce de Imbert, lugar donde se interceptan los municipios de Luperón y de Imbert. El primero rinde homenaje a la espada que durante la Guerra de restauración enfrentó a las huestes españolas que el General Pedro Santana autorizó a depredar la soberanía nacional; el segundo, hace alusión a un patriota de la lucha independentista frente a Haití.
El motivo es que con los torrenciales aguaceros que afectaron a la provincia de Puerto Plata, el puente sobre la autopista Duarte de dicha intersección estuvo a punto de colapsar por lo que el ministerio de Obras Públicas, debió enviar equipos de dragados y volquetas que aprovecharon la ocasión no solo para reparar dicho puente sino para sacar agregados de dicho río con rumbo desconocido. Cierto, desde antes del fenómeno natural, en la zona se estaba extrayendo agregados del lecho del referido río ante la mirada cómplice de las autoridades de medio ambiente y las autoridades locales de Imbert y de Luperón. Las tormentas, antes que disminuir la extracción de agregados aceleraron el proceso. Pero no solo eso, sino que el mismo continuó hasta llegar a otro puente en dificultad: el puente que une al Ranchito de los Vargas con el Estrecho y el Cerro de Navas.
El Bajabonico es un caudaloso río que nace en la Loma de Lemba, mejor conocida como Diego de Ocampo en la cercanía de la ciudad de Santiago de los Caballeros y que desemboca en el Atlántico, precisamente por el punto en que Don Cristóbal marinero penetró a territorio taino, hoy dominicano, desde el Noroeste. Cercano al poblado taino principal del Norte conocido como Guananico.
El tema es que al llegar al Ranchito de los Vargas el INDRHI, Obras Públicas y los síndicos de la zona, descubren no ya el oro que los españoles buscan tanto como si les sirviese de alimento, como dijo Neruda, sino que buscan y encuentran en grandes cantidades agregados, tanto que de ahí se movieron hacía el Cerro de Navas primero y a Belloso después, no con el objeto de encontrar al Príncipe de Punta Cana, de que nos habla el buen amigo Juan Llado en el libro con este título, sino con el propósito de seguir extrayendo agregados del río Bajabonico.
Encontrándose con la represa de Belloso en mal estado, motivo por el cual, no solo se han dado a la tarea de reparar dicha represa sino a sacar de manera indiscriminada agregados de dicho río.
Cometiendo la vileza de involucrar a comunitarios, principalmente iglesias de las denominadas evangélicas y otros grupos sociales de la zona a dicha extracción. Pero sin terminar de reparar la represa ni crear aluviones que impidan que el río haga daño a su paso por la zona. Es más, hoy se teme que, en la próxima temporada de lluvias con tormentas, dicho río haga desaparecer a los poblados de Belloso y el asentamiento humano del Proyecto de la algodonera.
Este último, descansa sobre una fértil zona agrícola con una pista de aterrizaje que el doctor Joaquín Balaguer tomó la mala iniciativa de convertir en poblado para evitar negocios ilegales, y que Leonel Fernández no supo corregir en su momento.
El tema es que luego de la anterior cadena de depredación vía la extracción de agregados, Medio ambiente y el INDRHI continúan impertérritos en su accionar de extraer agregados a todo lo largo de la cuenca del río Bajabonico para venderlo directamente a los ferreteros más cercanos.
En este despropósito ya han llegado a las comunidades de Tasajera, Novillero y Barrancón, si la misma que otrora fuera una zona de producción caoba, lechera, maíz, sorgo, tabaco, etc. Y que, durante la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo, sirviese de refugio a los barbudos que enfrentaron a Trujillo. Con la diferencia de que hoy el problema no es Trujillo sino las autoridades de Medio ambiente y del INDRHI. El asunto resulta patético si se toma en cuenta que el presidente Danilo Medina visita la zona con frecuencia no para asfaltar los caminos vecinales de la zona sino para promover industria de cítricos como la cereza, chinola y rublos como el cacao.
El mismo presidente que viene reparando la Carretera Imbert-Luperón pero que está siendo timado en su propia nariz con el crimen ecológico y de lesa planeta que el INDRHI y Medio ambiente están cometiendo contra el Bajabonico, debe darse cuenta de que su proyecto de industria de cítricos y sus proyectos viales pueden estar en peligro debido a la extracción de agregados que realizan sus propios funcionarios a todo lo largo de la cuenca del río Bajabonico.
Ya la Fundación Polis & Demos Global ha procedido mediante acto de alguacil contra los funcionarios responsables de dicha extracción ilegal, falta que el presidente haga sentir su autoridad contra sus propios funcionarios, pues de no hacerlo, dichos poblados podrían catalogarlo como el sepulturero del rio Bajabonico. DLH-1-7-2018