El primer vicepresidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Roberto Fulcal, anunció en Nueva York que su organización se lanzará las calles próximamente, según un titular de un diario digital.
Me alegré. Finalmente los flamantes dirigentes del PRM entendieron que jugar su rol de oposición es la única manera de crecer como entidad política y convertirse en una verdadera opción de poder.
Como en casa de pobre, mi alegría duró poco, porque, según la nota, Fulcal dijo que el PRM va a las calles a buscar adhesiones en los barrios, municipios y provincias para aumentar su militancia y ser la mayor fuerza política del país. Uf!
Con esa visión no llegará lejos el PRM. El PLD luce débil, pero circunstancialmente. En realidad es fuerte, el más fuerte de todos los partidos del sistema. Está en el gobierno controlando y manejando a su antojo todos los poderes del Estado –como digo siempre- incluyendo los poderes fácticos; iglesias, medios de comunicación y buena parte del empresariado, puesto de rodillas ante las amenazas diversas.
Las diferencias grupales no serán eternas en el PLD. Danilo y Leonel pueden zanjar sus diferencias para no perder el poder. Parece difícil, pero no imposible. En política nada es imposible. Los amigos de hoy son los enemigos de mañana. Y viceversa.
La estrategia del PRM no puede basarse en coyunturas golondrinas.
Lo que están haciendo los legisladores del PRM, encabezados por Faride Raful, es una buena manera de jugar el rol opositor contra un gobierno perverso, arrogante, corrupto y prepotente que ha convertido el país en una pocilga con el lodo ahogándonos a todos, menos al secretario general del PLD Reinaldo Pared Pérez –Pechito- que tiene un traje impermeable a prueba de lodos.
El PRM –amigo Fulcal- debe ir a las calles a dirigir y encabezar las luchas populares en barrios, pueblos y campos.
Hay mil razones para protestar con fuerza: aumento todas las semanas de los combustibles, el costo de la vida, los apagones, impuestos, deuda externa, inseguridad ciudadana, insalubridad, etc. El PRM no debe dejar que sean los grupos cada vez más pequeños y disminuidos de la izquierda, ni de la sociedad civil, los que marchen a la vanguardia.
El PRM es el partido opositor más grande, el que tiene dirigentes más connotados y capaces, con experiencia y conocimiento. Ahora tiene dos jóvenes, José Ignacio Paliza y Carolina Mejía como presidente y secretaria general, respectivamente, que pueden aportarle energía, dinamismo y entusiasmo.
“A las calles”, pero no en la retaguardia, en la vanguardia. Esa actitud le garantiza el crecimiento, le da fortaleza y calidad política y moral.
Recientemente en San Francisco de Macorís se produjeron manifestaciones en contra del gobierno de grandes proporciones con paralizaciones, huelgas, etc., que terminaron en tragedias lamentables. El PRM estuvo ausente. ¡Imperdonable!
Si el PRM quiere ir a las calles tiene que hacerlo organizadamente, con un plan, una actitud y una voluntad impostergable.
El “carro sin frenos” de Jacobo Majluta debe ser conducido por un experto que lo conduzca hasta el Palacio Nacional.
Pero la mejor escuela, el mayor ejemplo de unidad y lucha, de creer en la capacidad transformadora y revolucionaria de las masas la dejó como herencia política de José Francisco Peña Gómez. Reivindiquen el pensamiento y la práctica revolucionaria del fallecido líder y triunfaran sin dudas.