Luguelin Miguel Santos Aquino, estrella de la competencia de 400 metros planos disfruta merecidamente del éxito de su consagración y sacrificio.
Diez años atrás, corría descalzo en su natal Bayaguana, Monte Plata, porque no tenía ni siquiera posibilidades de comprar zapatillas para practicar el atletismo.
Ahora es la máxima figura dominicana de la pista ratificada en los Juegos Panamericanos de Canadá en 2015, donde obtuvo medalla de oro y recientemente en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, Colombia, también presea de oro.
Cuando logran medallas se les brinda un trato de héroes, de figuras aplaudidas, admiradas e intensamente fotografiadas con quienes todos quieren posar.
Pero ese momento de gloria en ocasiones es momentáneo porque casi todos vuelven a su propia realidad, a sus localidades y barrios donde los servicios públicos son precarios y en muchos casos inexistentes.
Ser atleta y poder representar dignamente en competencias internacionales a la República Dominicana no es tarea fácil.
Hay que vencer innumerables obstáculos comenzando con la más elemental e imprescindible para el rendimiento humano como es la alimentación.
Nuestros atletas son verdaderos campeones que prácticamente sin ayuda estatal logran trascender para colocar la bandera tricolor en los escenarios deportivos mundiales, como acaba de ocurrir en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, efectuado en Barranquilla, Colombia, habiendo quedado en el quinto lugar del medallero olímpico.
Amor por el Deporte
Esas 107 preseas, divididas entre 25 de oro, 29 de plata y 53 de bronce representan un logro extraordinario para un país donde todavía hay atletas que entrenan y participan en competencias sin tener alimentación adecuada, sin zapatillas, viviendo en pequeñas chozas y sin posibilidades de adquirir las vitaminas y suplementos esenciales para su crecimiento y rendimiento deportivo.
La justa centroamericana y caribeña fue dominada por México, seguido de Cuba, Colombia, Venezuela y República Dominicana.
Pos. País Oro Plata Bronce Total
1 México 132 118 91 341
2 Cuba 102 72 68 242
3 Colombia 79 94 97 270
4Venezuela34 48 73 155
5 RD 25 29 53 107
Aquellos humildes muchachos y muchachas de los pueblos y barrios más pobres del país que dejan el “pellejo” en las pistas de atletismo, en el tabloncillo o en el gimnasio son excelentes embajadores de la dignidad dominicana en el exterior.
Ellos merecen todo el reconocimiento y respeto de la sociedad dominicana porque marcan la pauta y la diferencia en medio de un espacio social caracterizado por los anti valores; corrupción gubernamental, violencia callejera y el desempleo que estrangulan particularmente a los jóvenes algunos de los cuales se ven tentados a refugiarse en el bajo mundo de las drogas y el micro tráfico.
He conocido a jóvenes atletas de San Pedro de Macorís practicando en la pista de atletismo con visibles limitaciones hasta para adquirir una botellita de agua.
Sin embargo, muchos han podido vencer innumerables obstáculos para trascender no tan solo en la modalidad del atletismo, sino por igual, en levantamiento de pesas; boxeo, baloncesto, volibol, tenis, béisbol y la gimnasia entre otras disciplinas.
Instalaciones Abandonadas
¿Y qué decir de las edificaciones deportivas públicas? En su mayoría están abandonadas y hablo del Complejo Deportivo de San Pedro de Macorís, que conozco muy bien y que fue inaugurado en 1983 por el entonces presidente Salvador Jorge Blanco. Allí, los ladrones han cargado con los inodoros, las bombillas, las utilidades deportivas, con las butacas del techado de baloncesto y hasta con la placa de bronce que identificaba la fecha de su construcción. ¡Qué pena!, pero eso no es todo.
Las instalaciones sanitarias están tapadas y los propios atletas deben utilizar cubetas de agua para descargarlas; el sistema de desagüe inservible y la pista de atletismo deteriorándose cada día convirtiéndose en serio peligro para los corredores y para colmo los antisociales que merodean el lugar se evacuan por doquier creando un mal oliente insoportable en el lugar.
Y hay que agregar las grietas del techo por donde filtra agua lo que está destruyendo aceleradamente el tabloncillo.
Es urgente que el Gobierno reconstruya las instalaciones del complejo deportivo de la Sultana del Este que está abandonado y cayéndose a pedazos.
En ocasiones, hasta los propios árboles levantados hace más de tres décadas sufren las consecuencias de ese abandono porque algunos peloteros cortan sus ramas para “ejercitarse”.
Hace varios meses que el ministro de Deportes, Danilo Díaz, recibió un informe detallado de las precariedades del principal parque deportivo de Macorís del Mar, pero todo indica que el mismo fue “engavetado”.
El mejor homenaje que las autoridades deben brindarles a los atletas dominicanos que brillaron en Barraquilla, Colombia, es procediendo a reparar todas las instalaciones deportivas de Santo Domingo y las provincias del país. ¿O es que todavía no comprendemos la dimensión y proyección que logra el país cuando uno de nuestros deportistas alcanza una hazaña en competencias internacionales?
No basta con simples abrazos, besos, apretones de manos, selfies y algunos regalos materiales, hay que adoptar una verdadera política deportiva a escala nacional en la que el mayor protagonista sea el atleta y no aquellos políticos que se apoderan de los presupuestos del Ministerio de Deportes para enriquecerse ilícitamente.
El surgimiento de Creando Sueños Olímpicos (CRESO) ha sido la iniciativa más trascendental en beneficio del atleta dominicano en los últimos años.
El Estado debe asumir su responsabilidad con el deporte y con sus protagonistas reales, los atletas. Ahí termino.