Realizar una labor de relaciones públicas en la UASD, con la finalidad de alcanzar una imagen favorable, resulta difícil. Es que la universidad del Estado tiene un gobierno colegiado y los gremios que operan internamente —Faprouasd, Asodemu y la Fed— actúan conforme a intereses particulares y no necesariamente a favor de la academia de estudios superiores.
Lo aconsejable, ahora que la UASD estrena autoridades, es garantizar la gobernabilidad con los sectores internos para un relanzamiento de la imagen pública, mediante efectivas políticas comunicacionales.
Hay que evitar los paros profesorales y administrativos, por la pérdida millonaria que implican y por los daños que sufre la imagen de la institución, daños que se multiplican con los disturbios estudiantiles, los cuales alimentan a los enemigos gratuitos y no gratuitos para usar el adjetivo de “caos”, abogar irresponsablemente por su privatización y hasta por su cierre. ¡Usted se imagina!
¿Qué razón hay para que en el campus universitario se escenifiquen protestas violentas, como si todavía estuviéramos en los doce años de terror político del gobierno de Balaguer? Las protestas, en caso de que se justifiquen, tienen que ser pacíficas.
Muchos jóvenes dominicanos optan por universidades privadas, inclusive con niveles muy inferiores a los de la UASD, porque tienen la creencia de que en la academia pública se pierde tiempo, pese a que regularmente se imparten durante el año dos semestres y un curso de verano. Bien haría la UASD en impartir tres cuatrimestres anuales, pues es lo que se estila hace mucho tiempo y es más atractivo para los bachilleres dominicanos.
Desde fuera mucha gente califica a la UASD como “un barril sin fondo”, pero se trata de un absurdo (un pretexto infeliz levantado por ignorantes de la educación superior), porque el presupuesto es bajo, muy bajo, si lo comparamos con las asignaciones económicas que perciben las universidades públicas del continente, con la agravante de que la nuestra tiene más de 200 mil estudiantes distribuidos en la sede central y en los recintos que hay en las provincias del país.
Lo que la UASD recauda por el pago que hacen los alumnos es insignificante, por lo que sus autoridades deberían de analizar la posibilidad de ofertar educación superior cien por ciento gratuita y al mismo tiempo revisar la oferta curricular, pues hay carreras que ya no tienen razón de ser, mientras se pueden incluir otras que están en consonancia a los avances científicos y tecnológicos de un mundo que está en constante evolución. (La oferta curricular, en sentido general, y los planes de estudios de las diversas carreras, de manera particular, ameritan revisión cada cinco años). La UASD tiene que hacer cambios que impacten en la sociedad.
Uno de los graves errores que comete la UASD es que no hace publicidad y sus virtudes no se conocen. Todas las instituciones de educación superior se publicitan y la academia estatal no debe de ser la excepción, a pesar de que el lucro económico no es su objetivo como es el caso de las privadas. En el caso de la UASD es un asunto, sobre todo, de imagen.
Es bueno que se sepa que la UASD es la única institución docente abierta a todas las ideas del pensamiento (aspecto establecido en su Estatuto Orgánico), la de mayor prestigio, que los profesores ingresan mediante concurso y se les requiere estudios de post grados, tales como maestría, doctorado, PHD y otros.
La UASD es reconocida internacionalmente.
Y es la única que dota de profesiones gratuitamente a jóvenes de estratos sociales empobrecidos, permitiendo su escala social, por lo que es un deber del Estado el otorgar un presupuesto justo para así cumplir debidamente, a un alto nivel de optimización, con sus funciones de docencia, investigación, extensión y otras. Para tales fines se requiere de tecnología de punta tanto en su sede como en sus recintos.
La inversión que hace el Estado en la UASD es de retorno, porque la academia entrega a la sociedad, cada año, a miles de profesionales de las más diversas áreas científicas, que contribuyen al desarrollo del país. Es un aporte invaluable el que hace la Primada de América al país.
La imagen no es lo que uno piensa que es. La imagen es lo que los demás piensan que uno es. Pero con respecto a la imagen de la UASD hay muchas distorsiones, pues no se divulgan sus virtudes y se ha permitido, durante mucho tiempo, la destrucción de su imagen pública.
No estamos en los tiempos del Movimiento Renovador, donde, en una escala del uno al cien, la sociedad otorgaba no menos de 98 puntos en término de opinión favorable a la Universidad Autónoma de Santo Domingo. La UASD amerita un relanzamiento de sus relaciones públicas internas y externas.