Disertó en una sesión solemne en la conmemoración de la Restauración.
El historiador Francisco Febres Cordero Carrillo, rector de la Universidad Monteávila, de Venezuela, explicó que España quiso obtener ventajas económicas y geopolíticas al aceptar la anexión propuesta por el presidente Pedro Santana.
El investigador expuso las razones que tuvo España para adquirir uno de sus territorios más olvidados en ultramar, al dictar una conferencia magistral en una sesión solemne, efectuada por la Academia Dominicana de la Historia, en la conmemoración del 155 aniversario de la Restauración.
Expresó que al estudiar la anexión y la guerra restauradora se puede advertir que no fueron procesos aislados, en sus antecedentes y consecuencias.
“Para España y su gobierno colonial en el Caribe la anexión fue el punto de llegada de un período de más de 30 años, caracterizado por la divergencia entre la visión metropolitana de gobierno y la visión de los funcionarios de las colonias en los asuntos referentes a Santo Domingo. Discrepancias y pareceres y de puntos de vistas que al final convergieron y empujaron a la monarquía isabelina a aceptar la declaración anexionista de Pedro Santana en 1861”, agregó.
Febres Cordero Carrillo dijo que entre las causas coyunturales que llevaron a España a hacerse otra vez de Santo Domingo como colonia estuvieron el romanticismo liberal de la época, el espíritu expansionista europeo del siglo XIX y el interludio que se abrió en el Caribe y América Latina con la guerra civil de los Estados Unidos.
Indicó que hubo “causas estructurales de naturaleza militar, económica, comercial, geopolítica y racial, que intensificaron de manera progresiva el interés de España por Santo Domingo”.
Resaltó que entonces había conciencia sobre la debilidad militar que tenían los gobernadores de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo y que existía la necesidad de reforzar las fronteras coloniales ante los intentos de penetración reales o ficticios de Estados Unidos, Inglaterra y Haití en los territorios coloniales españoles.
Agregó que las autoridades metropolitanas y coloniales temían a la posible instauración en el Caribe de un republicanismo negro y antiesclavista, aupado por las sociedades abolicionistas que desde Estados Unidos e Inglaterra extendían sus redes hacia Haití, Jamaica, Saint Thomas, Curazao, Jamaica y Trinidad.
Dijo que las autoridades españolas temían que en Cuba y Puerto Rico se repitieran las lúgubres escenas que se dieron en Haití en 1804 con motivo de la proclamación de su independencia.
“A esto se añaden las ideas separatistas que se guardaban, sigilosas, entre los criollos en Cuba y Puerto Rico, la creciente influencia política, ideológica, comercial y económica de los Estados Unidos en las Antillas y el próspero crecimiento económico que gozaron Cuba y Puerto Rico a lo largo en el siglo XIX”, señaló.
“Fueron dos caras de un mismo proceso, pues por un lado estaba el anexionismo dominicano, que buscó la protección internacional, con el objeto de lograr una supuesta estabilidad política y el desarrollo económico del país y por otro estaba el colonialismo español, que con la pretensión de gobernar una nueva colonia intentó extender la frontera más occidental de España en el siglo XIX, para defender sus remanentes coloniales en América, es decir a Cuba y Puerto, lograr alguna preeminencia internacional dentro del equilibro geopolítico del Caribe en el siglo XIX y procurarse ganancias económicas y comerciales”, aseguró.
Afirmó que en ese contexto se entiende por qué España volvió a adquirir uno de sus territorios más olvidados en ultramar.
No obstante, expresó que una vez fue proclamada la anexión se revelaron nuevos problemas internos en Santo Domingo y un rechazo implícito y violento, de parte del pueblo dominicano.