Por Manuel Hernández Villeta/ La presente administración llega a la mitad. Se han recorrido seis años y quedan dos. En estos 24 meses el punto relevante será si hay reelección o no. Ese tema se tiene que decidir a mediados del año entrante. Hay que buscar sustituto, o reformar la Constitución.
Siempre es traumático para un gobierno empantanado en un proyecto reeleccionista, sobre todo cuando no se tienen los votos necesarios en las cámaras legislativas. Se podría pensar en una medida institucional, a través de las altas cortes. En cualquier caso, no es fácil imponer la re-postulación.
Hoy lo importante no es lo que se hizo en los dos pasados años, o en los seis, sino que se puede hacer en los dos que restan. Lo primero debe ser mejorar los niveles de vida de la población. El alto costo de la vida debe ser el principal dolor de cabeza de todos los dominicanos.
Con los sueldos congelados, la canasta familiar sube todas las semanas. De cara al futuro, el presidente Danilo Medina tiene que responder a las demandas de la población para que se controlen los precios de los artículos básicos, y que puedan llegar a la mesa de ricos y pobres.
Cierto que en la etapa de globalización económica, los precios flotan a la oferta y la demanda, pero el gobierno no puede delegar responsabilidades en controlar una inflación y un agiotismo que solo responde al lucro personal de los grandes empresarios.
Hay en estos dos años que producir un aumento general de salarios. El sector privado aumento el salario mínimo y todavía es insatisfactorio para cubrir los gastos de la familia. El reajuste de los salarios es casi obligatorio, pero controlando la inflación. No aumento de precios, mientras se reajusta el salario mensual.
De cara al turismo internacional es buena la alta prima del dólar, prácticamente a un 50 por ciento en relación con la divisa. Un turista con mil dólares pasa unas largas vacaciones en la República Dominicana, pero al nativo se le dolariza la economía, mientras que él produce con un peso devaluado.
Hay que hacer frente a las grandes fallas que tiene la educación. El gobierno ha inaugurado decenas de escuelas, implementando la tanda extendida y nombrando miles de profesor4es. Todo bien. Pero hay que ir a las fallas del sistema educativo, lo que le lastra, con profesores incapacitados, falta de modernidad en los pensum, y escuelas con exceso de alumnos, donde a veces impera el desayuno y el almuerzo y no la enseñanza.
Los hospitales públicos tienen que dejar de ser almacenes de enfermos sin recursos económicos. Se han remodelado la mayoría de los hospitales de Santo Domingo, pero todavía hay deficiencias y no se llega a la universalización de la asistencia médica de los pobres.
Tiene que darse el acercamiento entre el ministerio de Salud Pública y el Colegio Médico Dominicano para buscar soluciones a la crisis de la salud. En torno a la inseguridad, es un tema sin solución. La violencia callejera de atracos, sicariato y microtráfico, no es solo una acción policial. Apretar el gatillo solo elimina por una ojeada a un jefe de pandillas, Otro de inmediato lo sustituye.
Pasaron seis años, y quedan dos. La agenda es larga. Hay buenas realizaciones, pero queda mucho por hacer. En aires de campaña electoral desde ya, hay que pensar en el trabajo y las realizaciones. El proselitismo sin obras, lleva al fracaso. ¡AY!, se me acabó la tinta.