En cualquier otro país nadie estaría hablando insistentemente en la reelección del presidente Danilo Medina, en tanto la Constitución adoptó en el 2015, a instancia del mandatario, el modelo norteamericano de un mandato de cuatro años y la posibilidad de un segundo siempre que el pueblo lo decida democráticamente. Luego nunca más.
(Durante el segundo mandato de un presidente de Estados Unidos nadie habla de un tercero. Ni la prensa, ni las encuestas, ni los empresarios. Ese tema está fuera de toda discusión. La Constitución lo dice: Un mandato, posible otro, pero nunca más. Obama salió con altísimo porcentaje de popularidad, al igual que Clinton. Y se marcharon para sus hogares tranquilos. Ahora Trump. Un periodo, si no logra el segundo: igual para su casa. ¡Nunca más!)
Pero en la República Dominicana el tema de la repostulación siempre está presente en los partidos, los políticos y la sociedad civil. Constantemente aparece una encuesta “pagada por un grupo de empresarios”, por “la embajada” o algún periódico o grupo de comunicación de radio o televisión incluyendo el nombre de Danilo Medina, que saben que no puede volver.
(Danilo es el dueño del país. Lo controla todo incluyendo el presupuesto nacional. Y como si fuera poco cuenta con más del 23% del padrón electoral a través de la Tarjeta Solidaridad, el “Bono Gas” y otras dádivas del Estado, lo que considera lo coloca por encima de la Constitución y las leyes)
El discurso de toma de posesión del presidente suele tener un matiz proselitista. Dicen los teóricos que un mandatario jamás puede afirmar categóricamente que no quiere mantenerse en el poder porque se quedaría solo, que la única manera de sostener un gobierno cohesionado es manteniendo la expectativa de la reelección que tanto le gusta a los funcionarios del “anillo palaciego”.
Después de seis años Danilo un programa de televisión acudió a su despacho para que se expresara ampliamente durante una hora en un ambiente de confort y seguridad; sin estrés, ni tensiones que mostrara su dislexia al comunicarse.
Me llamó la atención lo que dijo sobre el tema reeleccionista: aunque ya tiene una idea (siempre la ha tenido) no será hasta marzo del año próximo cuando hablará al respecto.
Pero lo que verdaderamente me impactó fue cuando dijo: “Hay un mercado electoral, y ese mercado es que va señalando lo que quiere. Cuando los pueblos quieren una persona para que los dirija, al final esa es la persona que los va dirigir, no importa que tenga gente que se oponga en el interior de los partidos, o que gente de la sociedad se oponga; si el pueblo cree que es usted el que le corresponde, es usted el que va a ser; a veces nosotros queremos torcer los acontecimientos y cambiar el rumbo que lleva la corriente, al final la corriente se impone y si no se le permite es que viene el fracaso”.
Es decir, no es la Constitución la que traza el camino; es el “mercado electoral”, tan cambiante y volátil, tan vulnerable y manejable con los recursos del Estado el que decidirá si la reelección va o no va.
Danilo debió decir que hizo un juramento solemne ante el pueblo de respetar y hacer respetar la Constitución, que no tenía nada que hablar sobre ese tema porque “su” Constitución, la que él modificó en el 2015, le impide otro mandato. (Y punto) Esperar al año siguiente, ¿para qué? ¿Para no quedarse solo en el gobierno o para intentar comprar el Congreso nuevamente para intentar mantenerse en el poder? ¿O para estudiar la posibilidad de establecer la inconstitucionalidad de la Constitución a través del Tribunal Constitucional como dicen algunos?
Cada vez le doy más razón a Leonel Fernández cuando advirtió de la posibilidad del surgimiento del “Trujillo del siglo 21”.
Lo demás que dijo Danilo en el programa de Jatnna Tavarez es “paja para la Garza”. Pinocho en televisión.