Es lamentable que un tramo carretero que permite observar tantas bellezas naturales haya sido convertido en constante escenario de imprudencias y dolor para una considerable cantidad de dominicanos y extranjeros en busca del sano esparcimiento y la diversión en familia.
Hablamos de la angosta y empinada carretera que une a la ciudad de La Vega con el atractivo municipio de Jarabacoa, en donde con sobrada razón se asegura que ¨siempre es primavera¨.
Lo que allí acontece con el desplazamiento de incontables motoristas desaprensivos e irresponsables, principalmente en los denominados días feriados y fines de semana, es para que, urgentemente, intervengan las autoridades competentes y pongan la casa en orden.
La alta velocidad al desplazarse, las piruetas que exhiben y el intercambio de bebidas alcohólicas que realizan sus conductores en el momento mismo que se movilizan, son sólo algunas de las razones que motivan a una pronta y eficiente mediación policial en ánimo de evitar aparatosos accidentes que generalmente causan dolor y tristeza a un gran número de familias.
La manera temeraria y desaprensiva como se observa se introducen a las estrechas curvas de la vía vehicular en cuestión, con frecuencia se traduce en dramáticos accidentes que generalmente envuelven a conductores que, juntos a sus familiares, conducen sus medios de transporte respetando las normas y leyes que establecen el manejo responsable.
Es hora de evitar más tragedias y que alguien, rápidamente, ponga el cascabel a ese gato.
Una posible alternativa de solución podría consistir en desarrollar de manera constante, los días feriados y fines de semana, reiteramos, un estricto y eficiente operativo policial que sin necesidad de agresión y excesos, apegado al estricto cumplimiento de lo que establece la Ley de Tránsito, devuelva la seguridad y la tranquilidad a los ciudadanos responsables que procuran vacacional en esa exuberante zona del territorio nacional.
En la ruta señalada, al igual que los alrededores del kilometro 40 de la autopista Duarte, dirección norte-sur, bastarían unos cuantos ejemplos de auténtica autoridad, sin arbitrariedad, para que esos acróbatas y temerarios motoristas ajustaran sus comportamientos al marco de lo que establece la Ley y por tanto, condujeran sus medios de transporte de manera responsable y civilizada.
Materializar tal sugerencia no requiere de intervención de magos milagrosos y la inversión económica que tal operativo pudiera acarear, es importante recordar que siempre será insignificante si la relacionamos con las pérdidas de valiosos seres humanos que frecuentemente hemos tenido que lamentar.
Vayamos a la acción..!!
No hay tiempo que perder..!!
La población sensata de Jarabacoa y áreas circundantes así lo requiere y sobre todo, merece..!!
Empecemos pues…