Por Desmond Brown/SAN FRANCISCO y ST. JOHN’S, 26 Sep 2018 (IPS) – Los gobernantes del Caribe quieren que los grandes países aceleren el ritmo de trabajo para hacer frente a los desafíos que plantea el cambio climático y contener la destrucción de estados enteros, entre ellos los más vulnerables de esta región.
Diann Black-Layne, embajadora de cambio climático en el Ministerio de Agricultura, Tierras, Vivienda y Ambiente de Antigua y Barbuda, señaló que en la actualidad, la mayoría de los estudios indican que nos encaminamos hacia un aumento de la temperatura promedio de tres grados centígrados para antes de fines de este siglo.
Ya se sienten las consecuencias extremas como las grandes tormentas, el derretimiento de los casquetes glaciales, las mayores temperaturas en general, la fragmentación de las especies, el aumento de especies invasivas y muchas más, observó.
"En la actualidad, necesitamos estar dos grados por debajo, preferentemente 1,5 grados, para ver una mejora drástica del clima", explicó Black-Layne a IPS.
"Para poner esto en contexto, en promedio tenemos un grado más que en la era preindustrial", acotó.
Black-Layne agregó que los gobiernos deben acompañar las palabras con acciones e intensificar el trabajo para mejorar las contribuciones determinadas a escala nacional para 2020, en el marco del Acuerdo de París, aprobado en 2015, y acelerar el mecanismo.
La contribución de los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) al volumen global de gases contaminantes es despreciable, pero cada una de las acciones para frenar los efectos del recalentamiento global cuentan.
"Lo más importante es que un acuerdo global requiere que todos hagan su parte para construir confianza y alentar a otros a actuar", subrayó Black-Layne.
"Los PEID podemos ser de los primeros en descarbonizar nuestras economías, eso quiere decir hacer crecer la economía sin aumentar las emisiones" de gases contaminantes, apuntó.
En el último Diálogo de Talanoa, que tuvo lugar este mes en San Francisco, la nueva primera ministra de Barbados, Mia Mottley, comentó que si bien los países del Caribe no son responsables de los grandes cambios de clima, son los primeros en sufrir.
"Dominica soportó los huracanes Irma y María, cuya destrucción ascendió a 275 por ciento de su producto bruto interno el año pasado. Y a eso se sumó la (tormenta tropical) Erica, que destruyó comunidades y dejó personas muertas", recordó Mottley, cuyo Partido Laborista de Barbados obtuvo 30 escaños parlamentarios en las elecciones del 24 de mayo.
"Esa es la realidad que vivimos en el Caribe. No es un debate académico. Es difícil para nosotros", insistió Mottley.
"Y por eso, cuando comenzó la discusión entre si eran 1,5 o dos grados, otros podrán regodearse en debates académicos. Pero para nosotros tendrá consecuencias para la supervivencia de comunidades en el Caribe, el Pacífico y otras partes del mundo", recordó.
En 2015, 196 estados partes aprobaron el Acuerdo de París para transformar la trayectoria de su desarrollo y poner al mundo en el camino del desarrollo sostenible, con el fin de limitar el recalentamiento global a entre 1,5 y dos grados, respecto de la era preindustrial.
En el marco del Acuerdo de París, las partes también fijaron un objetivo de adaptación a largo plazo, aumentar la capacidad de adaptarse a los efectos adversos del cambio climático y fomentar la resiliencia climática y reducir el desarrollo de emisiones de gases invernadero, de forma de no perjudicar la producción de alimentos.
También acordaron trabajar para que el flujo de fondos sea consistente con el camino hacia un desarrollo con bajas emisiones contaminantes y resiliencia climática.
En junio de 2017, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, interrumpió la implementación de los acuerdos no vinculantes del Acuerdo de París.
Eso incluye sus contribuciones al Fondo Verde para el Clima (para ayudar a los países más pobres a adaptarse al cambio climático y ampliar la energía verde) e informar sobre las emisiones de dióxido de carbono, aunque está obligado a hacerlo por las leyes nacionales.
Pero Estados Unidos sigue formando parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC).
Hace 40 años, Barbados comenzó a utilizar calentadores solares de agua mediante incentivos fiscales. En la actualidad, nadie en este país piensa en construir una vivienda sin un calentador de agua solar, puntualizó Mottley.
"Ese simple ejemplo nos muestra cómo el cambio de comportamiento de los ciudadanos puede marcar una diferencia fundamental en el resultado. Apostamos a tener un entorno sin combustibles fósiles para 2030, pero no podemos hacerlo así no más", observó.
Al explicar que Barbados logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se lamentó de que su nuevo gobierno heredara una situación en la que este es el tercer país más endeudado del mundo.
"Quiere decir que nuestras opciones de desarrollo y financiamiento están seriamente limitadas, pero nuestra realidad de lucha contra lo que quizá es el desafío más difícil de nuestros tiempos continúa. No podemos pedirle prestado al Banco Mundial ni a otra gran entidad porque nos dijeron que nuestros ingresos por habitante son muy elevados", se lamentó Mottley.
"En 48 horas, como le pasó a Dominica, podemos perder 200 por ciento del producto interno bruto. Esa es la definición misma de vulnerabilidad si es que existe. Y a menos que cambiemos, veremos la aniquilación de las civilizaciones o problemas transformados en cuestiones de seguridad y migraciones con las que el mundo no quiere lidiar", alertó.
Traducción: Verónica Firme