Por Horacio Nolasco.- La comunicadora Mariasela Álvarez ha desatado los demonios en las redes sociales, como si destapara la jarra o caja de Pandora, al develar la historia real del asesinato de la esposa de Leonardo Matos Berrido, ocurrido en 1982, y a quien le iba a ser dedicado el torneo LIDOM 2018-19.
La productora de televisión, ex Miss Mundo y elegante mujer, realizó en su programa una exposición en contra de la dedicatoria del torneo de este año a Matos Berrido, que provocó que ¨declinara¨ dicho homenaje. Tras un avispero que fue la noticia del día en las redes sociales y el país, en solo horas el torneo cambió de nombre por el del inmortal Vladimir Guerrero.
Matos Berrido fue el hombre fuerte de la LIDOM desde que ocupó la presidencia de la institución en 1991 hasta el verano pasado. Uno de los hombres de confianza del ¨Padre de la Democarcia¨ Joaquín Balaguer, constituyó una liga sólida en 26 años de gestión.
Durante su larga estancia en la LIDOM, Matos tuvo sus luces (le dio independencia económica, antes los equipos tenían muchos problemas de solvencia, creó un sorteo de novatos que ha sido un equilibrio para los equipos) y sombras ( manejó la institución a su antojo, pues era aclamado cada vez que se presentaba el proceso de elecciones, incluso gobernaba estando como diplomático en otros países o su manejo dictatorial durante la deslucida serie final del 2009).
Era lo más parecido a Usain Bolt o Rocky Marciano, incólume, perfecto, hasta que en el 2013 el abogado Norberto Rondón le dobló el pulso, en el caso Miguel Tejada-Gigantes-Indios, provocando su primer traspié en más de 20 años.
En sus últimos años ya no era el guerrero medieval que intimidaba a todos, hasta que finalmente renunció de la LIDOM, a sabiendas que sería derrotado en unas eventuales elecciones el año pasado.
En el otoño de su vida, Matos Berrido ha tenido una derrota moral, provocada por una guerrera de la comunicación llamada Mariasela Álvarez, una mujer que asumió la defensa de la hija mayor de la fenecida mujer, luego de años de cargar con la cruz del silencio. Tan simple como eso es la vida y muchas veces nos toca recoger lo que sembramos tras un aluvión.
elpapadelbeisbol.com