Todos los puertoplateños (grandes, medianos y chiquitos) invitan atentamente a Danilo Medina (que según se sospecha es Presidente de esta especie de república) a que vaya a Puerto Plata; pero, eso sí, por el horrible camino que empieza en Navarrete. Los puertoplateños están seguros de que cuando ese señor viva, como ellos, esa temeraria aventura llena de atrabancos, hoyos, zanjas, polvo, curvas mortales y demás consecuencias del olvido y el abandono, es posible que se arrepienta hasta de haber nacido. (Entonces, solo entonces, quizás le ordene a quien sea terminar esa vieja tortura de 40 kilómetros de rabia).