Los bolivianos tendrán que buscar otras alternativas para convencer a los chilenos de su legítimo derecho de poseer aguas territoriales.
Diversos intentos incluyendo el más reciente ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya han fracasado.
A Chile y Bolivia, dos naciones suramericanas con rasgos históricos y étnicos parecidos los dividió el mar, fueron a la guerra y siguen distanciados tras el rompimiento de relaciones diplomáticas en 1962.
En ese año, Bolivia acusó a Chile de desviar el caudal de las aguas internacionales en esa zona suramericana y de inmediato procedió a romper relaciones diplomáticas con la patria de Neruda hasta el día de hoy.
No obstante, es una vieja disputa que se remonta a 1879 con el desembarco de tropas chilenas en el puerto boliviano de Antofagasta y las heridas de ese conflicto aún no cicatrizan.
Luego de la salida del Imperio Español de esos territorios ubicados en el Cono Sur, la región comenzó a experimentar cambios en el orden político, geográfico y militar cuyas características provocaron una total transformación en sus estructuras productivas y modo de convivencia social.
Posteriormente, se origina la guerra del pacifico en la que también participó Perú, arrastrado por la lucha de intereses territoriales y marítimos.
En 1904 Bolivia y Chile suscriben un tratado de paz donde se fijaron las nuevas normativas territoriales que despojó a los bolivianos de 400 kilómetros de costa y 120 mil kilómetros cuadrados de extensión territorial.
Desde ese entonces, las autoridades de Bolivia vienen exigiendo una revisión del caso para así poder recuperar su salida al mar.
Sus importaciones y exportaciones son realizadas a través de los puertos chilenos de Arica y Antofagasta, donde tiene el derecho a mantener mercancía en tránsito por 12 meses, con almacenamiento sin costo para sus importaciones. También obtiene 60 días de almacenamiento gratuito para sus exportaciones.
Dos Países sin salida al Mar
Bolivia y Paraguay son los dos únicos países de América Latina que no tienen salida al mar.
En febrero de 1975, en un acto caracterizado por la espectacularidad y el simbolismo los dictadores Hugo Banzer de Bolivia y Augusto Pinochet de Chile intercambian un “abrazo” en el pueblo fronterizo de Charaña, dando inicio a las conversaciones directas entre ambas naciones sobre la demanda de los bolivianos de acceder al Océano Pacifico.
Estuvieron cerca de lograrlo pero finalmente las discusiones entre los representantes de ambos regímenes militares no dejaron nada positivo a la causa boliviana.
Posteriormente, otros mandatarios democráticos entre ellos, la ex presidenta chilena Michelle Bachelet y el propio presidente Evo Morales intentaron sin éxito una salida al conflicto.
¿Seguirá condenada la República de Bolivia a no tener acceso legítimo al Mar?, por lo menos eso lo acaba de ratificar la Corte Internacional de Justicia en La Haya, cuya decisión es inapelable.
Los jueces, por 12 votos a favor y 3 en contra, han fallado estableciendo que Chile “no está jurídicamente obligado a hacerlo, porque ninguno de los acuerdos o tratados firmados por ambos países a lo largo de los años así lo indica; tampoco lo indican otras resoluciones internacionales”
Sugirieron a los representantes bolivianos y chilenos a retornar a la mesa de las conversaciones dentro de un marco de convivencia y respeto mutuo.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, quien estuvo en la sala de audiencia de la Corte Internacional de Justicia encabezando la delegación de funcionarios y personalidades bolivianas, al reaccionar sobre dicha sentencia aseguró que su país seguirá demandando en diversos escenarios internacionales una salida al mar.
Aunque para Bolivia ha sido un gran revés sus autoridades deben comprender que tendrán que negociar con sus pares chilenos. No hay otra opción.
Por la vía militar Bolivia no tiene ninguna posibilidad. Y entonces, ¿qué hacer?, abrir las puertas del diálogo diplomático y político para ver qué sucede.
Articulo de Manuel Díaz Aponte