Es uno de los 14,659 docentes jubilados por antigüedad en el servicio que posee en su sistema el INABIMA, entidad que ha entregado RD$2,100,493,665.00, a través del PRC, beneficiando a 7,218 docentes jubilados. Este plan de ahorro capitalizable de los maestros está contemplado en la Ley 451-08.
SANTO DOMINGO. El profesor jubilado Felipe Salas Celedonio permaneció 35 años en el sistema educativo y hoy siendo jubilado ejerce una labor social que alterna entre el trabajo comunitario, el compartir con su familia, amigos y viajar por distintos rumbos.
A sus 60 años, el maestro cuenta lleno de júbilo sus logros alcanzados en el sector educativo, al que entró a la edad de 20 años, al ser nombrado el primero de septiembre de 1978, en la Escuela Nocturna San José de Mendoza, en Santo Domingo Este, donde trabajó por 18 años, con un salario de 63 pesos que pudo cobrar después de tres años laborando.
Es nativo del lugar que lleva el mismo nombre del centro educativo donde laboró por décadas y donde continúa viviendo.
Relata muy animado que el amor a su trabajo y la unidad en el magisterio le permitió el cumplimiento con su escuela, compartir y socializar con sus compañeros profesores, pese a la ausencia del salario.
En su discurrir por las aulas, el profesor Salas Celedonio impartió docencia en los liceos Ramón Emilio Jiménez, Unión Panamericana y el San José de Mendoza, donde comenzó, y luego retornó con una segunda tanda, logrando más tarde su designación como director en el período 1997/2005.
El primero de octubre de ese año se convirtió en el director del Distrito 10-06, San José de Mendoza, de la Regional 10, cargo que ocupó durante tres años hasta que pasó a dirigir por cinco años el Distrito 10-01, de Villa Mella. Sin embargo, aún dice que si tuviera que volver a la escuela para adultos lo haría con mucho amor.
Testimonios de estudiantes
La entrega y dedicación en el quehacer educativo de Salas son confirmadas por dos de sus estudiantes, Sofía y Altagracia, quienes a pesar de los años transcurridos nunca han perdido el contacto con el profesor que les sirvió de protector y defensor en los años de aulas.
Así lo cuenta Sofía Zabala García, la estudiante que cursó Ciencias Naturales en octavo de básica con el profesor Salas, en el período 1995/2002, en el Centro Nocturno para Adultos San José de Mendoza.
Sofía, es una empresaria que, pese a la suma de dos décadas, aún recuerda lo respetuoso y colaborador que fue su maestro Felipe Salas, a quien define como “responsable, excelente profesor, siempre dispuesto ayudar aún fuera de las jornadas de trabajo, fue un padre para nosotras en la escuela”.
Altagracia Díaz Jáquez, es una profesora que siente orgullo de haber sido alumna de Salas, es egresada del mismo centro de adultos, donde ingresó en 1991, cuando ya tenía a sus hijos.
Su testimonio se asemeja al de Sofía, al calificar al maestro de excelente, por destacarse en su área, impartiendo ciencias naturales, además, de calificarlo de ser “buena persona”.
Familia y jubilación
Salas Celedonio también es un hombre de familia, casado desde hace 32 años con la señora Cándida Reyes de los Santos, a la que llama “la novia”, con quien procreó a Felipe Junior, Cándida María y Miosoti, tres jóvenes, estudiantes de Mercadeo el primero y las demás, graduadas de Turismo y Derecho, respectivamente. Todos trabajan, comenta con orgullo.
La jubilación de Salas está contenida en el decreto 193-17, a través del cual recibió cerca de un millón de pesos con el Plan de Retiro Complementario (PRC) que le entregó el Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA) junto a otros beneficiados de la disposición del Poder Ejecutivo.
Su vida como jubilado es muy activa, comenta. “No puedo estar tranquilo, ayudo a quien lo necesite en el sistema educativo, tengo negocios de mudanzas, discolay, crianza de conejos, y comparto con los amigos dentro y fuera de la ciudad…”.
Asegura que supo invertir el dinero que recibió del PRC del INABIMA para continuar viviendo dignamente, además de remodelar su casa y darse su viajecito al exterior, “porque también hay que darse su gustico”, sostiene sonriendo el alegre y enérgico maestro.