La Biblia no es un simple libro que narra historias de Dios, ni un simple recuento de la historia del pueblo de Israel y de la vida de Jesús. La Biblia es un verdadero manual de vida para que todos los seres humanos puedan alcanzar una existencia plena y feliz, puedan aprender a ser ciudadanos íntegros y honestos, puedan practicar el amor y la solidaridad, aprendan a perdonar, a servir a los demás y a no cansarse nunca de hacer el bien.
La Biblia es la palabra de Dios convertida en enseñanza para todos los seres humanos. No es un sencillo libro de religión. Dios está por encima de la religión. Jesús es la esencia de la verdad completa y el único camino seguro para llegar a Dios y alcanzar la vida eterna.
Quien lee y se instruye en la Biblia encuentra la mejor fuente de enseñanza para una vida justa, próspera y feliz. En la Biblia se encuentran las mejores orientaciones para actuar frente a todas las situaciones y vencer todos los problemas. En la Biblia encontramos la verdad absoluta de todo, que tiene un nombre: Jesús.
Quienes plantean que no debe leerse ni instruir a nuestros alumnos con la Biblia, está cometiendo un grave error y actuando contrario a los deseos de los fundadores de la patria. La mejor forma de preparar a nuestros niños y jóvenes para tener una vida digna, decorosa y de bien, es instruyéndolos con las enseñanzas de la Biblia.
Usted puede formar un gran bachiller y un excelente profesional, pero si no tiene fundamentos de fe y de ética cristianas, lo que va a formar son máquinas de hacer dinero, enfermos de poder y de riquezas, profesionales insensibles ante los problemas de los demás.
Un ingeniero puede saber mucho de matemáticas y de construcción, podrá hacer las mejores construcciones, pero si no se le enseña a amar a los demás, a perdonar las ofensas, a ser honestos, a entender que, como dice Hechos 20:35, siempre es más bienaventurado dar que recibir, a entregarse en servicio y ayuda a los demás, a ser humilde y sencillo, a orar por quienes le hacen daño y bendecir a quienes les maldicen, ese ingeniero no servirá para mucho.
Solo las enseñanzas bíblicas permiten formar un profesional y un ciudadano completo, íntegro, honrado. Por eso es más que necesario que en las escuelas dominicanas y de todo el mundo, se enseñe y se instruya a los estudiantes con la Biblia. En Proverbios 22:6 se expresa muy claro: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.”
Cuando el Padre de la Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte, fundó la nación lo hizo teniendo a Dios como centro de sus acciones. Por eso le puso el lema de “Dios, Patria y Libertad”. Por eso somos un pueblo cristiano. Por eso los presidentes dominicanos juran ante Dios para asumir sus cargos. Por eso nuestra bandera tiene la cruz del calvario de Jesús y nuestro escudo tiene en su centro una imagen de la Biblia con el versículo 8:32 del evangelio de Juan: “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Partiendo de todo lo anterior la Ley 44-00, que establece que se lea la Biblia en las escuelas y se instruya a nuestros estudiantes con sus enseñanzas, no sólo es constitucional, sino que es correcta, necesaria y muy beneficiosa para el presente y el futuro de la nación dominicana.
Quienes leen y aprenden de la Biblia solo tienen ganancias positivas para sus vidas. Lo conveniente sería que la Biblia se leyera no solo en las escuelas, sino también en las casas, en las oficinas, en los trabajos, en los estadios, en las universidades, en el congreso, en fin, en todos los lugares de la nación. Estoy seguro que de ser así, nuestra patria estuviera en mejores condiciones morales y éticas.
Euri Cabral
Economista y Comunicador
[email protected]