Es una desgracia, penosa y dolorosa tragedia la que viven actualmente los pobres de Centroamérica. Ayer fueron exiliados de la guerra y ahora del hambre y miseria.
Un cuadro social heredado de la histórica desigualdad económica de una región productiva y rica, pero también terriblemente excluyente donde apenas una pequeña élite controla las principales fuentes de riqueza.
Y sus campesinos han tenido que emigrar a las ciudades por carecer de un pedazo de tierra para cultivar.
La región latinoamericana donde más presidentes han ido a prisión por robarse los dineros del Estado y convertir a sus gentes en cadáveres vivientes.
Los desplazamientos migratorios en América Latina podrían ser la antesala de una grave crisis de impredecibles consecuencias para esta región, lo que debe motivar la inmediata intervención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
No se trata de algo nuevo porque en la mente de muchos latinoamericanos siempre ha estado presente el denominado”sueño americano”, pero con la administración de Donald Trump esa aspiración está siendo frustrada.
Así la hilera de miles de ciudadanos centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos huyendo de la espantosa pobreza en sus territorios representa un desafío para el sistema democrático en el Continente, que no ha podido saldar su deuda de reducir la pobreza y llevar bienestar a la ciudadanía.
Los centroamericanos están desolados, desesperados, asustados y cansados de un modelo económico que lejos de transformar sus vidas lo condena a vivir desamparados y sin porvenir.
Triángulo del Norte
Desde El Salvador, Honduras y Guatemala, el denominado “triángulo del norte”, adultos y niños con pequeñas mochilas en las espaldas cargadas de tristes recuerdos, de amarguras y frustraciones buscan salir a cómo de lugar del infierno donde crecieron y donde no quisieran morir.
Es la peregrinación o caravana de ir hacia lo desconocido, de no seguir padeciendo en la propia tierra que les vio nacer y que les niega el derecho más elemental, imprescindible y esencial para la vida humana como es la alimentación.
Hacia la década del ochenta miles de ciudadanos centroamericanos salieron de sus respectivos países agobiados por los conflictos armados en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.
Ahora salen huyendo a la pobreza extrema, falta de trabajo y oportunidades para emprender nuevos proyectos.
Los países del llamado “triángulo del norte” tienen actualmente acuerdos comerciales suscritos con México, Colombia y Estados Unidos pero eso no ha podido traducirse en una mejoría en la calidad de vida de sus gentes.
Por el contrario, cada vez más se sumergen en el pantano de la desolación y angustia.
El modelo económico neoliberal prevaleciente y dominante en el mundo está sepultando a millares de seres humanos que tienen legítimo derecho a vivir con dignidad y decoro. Parece que la paciencia se agota y las masas enardecidas en las calles son un verdadero peligro para cualquier país no importa que sea una potencia o de categoría tercermundista.
Hoy es Centroamérica pero mañana podría ser Suramérica, Norteamérica, El Caribe o cualquier otra latitud del mundo donde la población salga a las calles desesperada a reclamar una nueva opción de vida y otra circunstancia para reír.
Región Desigual
México, el país a través del cual los integrantes de la marcha de centroamericanos pretenden ingresar a Estados Unidos es el principal receptor de productos provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Ello influye para que los mexicanos hayan adoptado medidas receptoras hacia las siete mil personas que colmaron el puente que separa la zona sur fronteriza entre México y Guatemala.
En el 2001 entró en vigencia el tratado comercial entre México y Centroamérica y dos años después se ha convertido en el principal mercado económico de la nación azteca en América Latina.
Los países que conforman el Triángulo del Norte (TN) importaron de México 1,007.2 millones de dólares, 21.0% de las exportaciones mexicanas a la región latinoamericana (4,788 mdd). Esto representa un incremento de 2.3% respecto al monto registrado en 2000 (año previo a la entrada en vigor del TLC México-TN.
Kilómetros Más Kilómetros
¡Qué drama!, y al mismo tiempo qué vergüenza produce ver a miles de ciudadanos entre ellos niños desnutridos y adultos exponerse a las furias de las aguas de los ríos, a las altas temperaturas y a la incertidumbre que genera salir hacia un mundo incierto.
Datos de la FAO establecen que alrededor de 820 millones de personas no tienen actualmente que comer en el planeta, reafirmando las consecuencias económicas y sociales generadas por el modelo neoliberal imperante.
¿Culpa de quién? A mi juicio son varios los culpables comenzando con el sistema democrático que no logra controlar a los ladrones que desde el Estado se apropian de los recursos públicos en Latinoamérica afectando la inversión pública y la protección con programas sociales a la ciudadanía.
Si los gobiernos de las naciones tercermundistas fueran menos corruptos en el manejo de los dineros del contribuyente las posibilidades de construir hospitales, escuelas, viviendas, politécnicos y programas de asistencia agrícola fueran mayores.
Los presidentes de Guatemala, Jimmy Morales y de Honduras, Juan Orlando Hernández, reunidos para “diseñar un plan migratorio”, han responsabilizados a las inclemencias de la naturaleza y a la oposición política en sus países del masivo éxodo de sus compatriotas que intentan llegar al paraíso, es decir, a Estados Unidos de Norteamérica.
Ver los rostros hambrientos de niños y mujeres centroamericanas tras caminar cientos de kilómetros y kilómetros conmueve hasta al más indiferente de este planeta, donde nadie por poderoso que sea llevará un pedazo de oro a la tumba.
Articulo de Manuel Díaz Aponte