Las sugerencias de la Vicepresidenta de la República están contenidas en un artículo suyo incluido en un libro que devela la situación de las campesinas y su aporte a la actividad agropecuaria y al desarrollo de los territorios rurales
SANTO DOMINGO, 21 de octubre de 2018.- La vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño, consciente de que sin la mujer rural no habrá seguridad alimentaria, propuso que los Estados implementen estrategias que rompan con la brecha de rendimiento entre agricultores y agricultoras, y mejoren el acceso de las féminas al crédito y a todas las ayudas destinadas a la producción agrícola.
En un artículo suyo, incluido en el libro “Luchadoras – Mujeres Rurales en el mundo”, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Margarita Cedeño sigiere que los gobiernos pongan en marcha programas de acompañamiento sociofamiliar, promoción de la agricultura familiar, formación profesional, producción agrícola, cooperativismo e inclusión financiera, para mejorar las condiciones de vida de la mujer del campo.
La obra, publicada recientemente en Costa Rica en ocasión de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, reúne escritos de personalidades de todo el mundo que abordan, desde diversas perspectivas, la situación de las que trabajan el campo y su verdadero aporte a la actividad agropecuaria y al desarrollo de los territorios campestres.
Entre las firmas figuran otras dos vicepresidentas, de Costa Rica y Panamá; la primera ministra de Barbados; así como ministras de Portugal, España, Argentina y líderes de movimientos de México y Brasil. También altos funcionarios de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), ONU Mujeres, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y de la Universidad para la Paz (UPAZ), entre otros.
“Todas las estrategias de intervención dirigidas a mujeres rurales deben estar basadas en un enfoque de derechos, de atención a los ciclos de vida y de prevención de violencia contra la mujer”, enfatizó Margarita Cedeño en su artículo titulado “La mujer rural en el desarrollo sostenible”.
Situación de la mujer rural
La Vicemandataria calificó como grave la situación de las féminas en la economía del campo, ya que ellas tienen una participación mínima en la titularidad de las explotaciones agrícolas, las parcelas que poseen son más pequeñas y de menor calidad que las de los hombres y sus sembradíos son de menor calidad al no tener acceso a insumos y tecnologías como sus pares masculinos.
La también embajadora extraordinaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) detalló que la brecha de rendimiento entre agricultores y agricultoras se sitúa entre el 20 y 30 por ciento, similar a la brecha salarial entre esos géneros. Expresó que la situación que viven las agricultoras las obliga a involucrar a sus hijos de entre cinco y 14 años en el deshierbe, lo que produce el aumento del trabajo infantil.
La doctora Margarita Cedeño confía en que con el apoyo de organismos internacionales es posible disipar la vulnerabilidad de las campesinas latinoamericanas para transformar las estructuras de poder y costumbres sociales que lleva a estas damas a sufrir doble marginación, por ser hembras y por ser del campo.
Agregó que como las agricultoras son responsables del 45 por ciento de la producción de alimentos en América Latina y el Caribe, los organismos coordinadores de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de cada país, apoyados por las instituciones relacionadas a la agricultura, deben crear espacios de diálogo y participación que permitan identificar acciones para empoderar a la mujer de las zonas rurales.
En el artículo que se encuentra en la página 27 de la compilación que se puede descargar en este enlace, la Vicemandataria apuntó que parte importante del desarrollo de la humanidad y de la consecución de los ODS se sustenta en la relación que existe entre género y seguridad alimentaria.