La República Dominicana es una potencia cultural que no mide de modo central ni sistemático los aportes del sector cultura a la economía ni la incidencia de este sector sobre la actividad turística, sino que lo hace de manera marginal y dispersa, lo cual dificulta el que se pueda apreciar el crecimiento del sector y sus áreas dinámicas con precisión.
La Oficina nacional de Derecho de Autor (ONDA), hace esfuerzos incansables por crear medios estadísticos que permitan censar apropiadamente la actividad cultural del país en materia de derecho de autor y de derechos conexos y de asociarlos como contribución a la actividad turística, pero todavía está lejos de conseguir este objeto debido a las trabas burocráticas y presupuestarias que aún se lo impiden, a pesar del apoyo que el gobierno del presidente Medina otorga a la ONDA actual.
Esta situación es muy lamentable porque nos encontramos en la era de la sociedad del conocimiento y la creatividad lo cual impacta en la economía y en la cultura. Incluso, acuerdos internacionales como el DR-Cafta responsabilizan al Estado Dominicano en una serie de tareas que implican el apoyo sin reservas a la industria cultural y al desarrollo de la propiedad intelectual y artística en el ámbito del derecho de autor y derechos conexos. Pero al parecer, todo ello ha sido insuficiente para lograr que se diseñe una política de respaldo a las ONDA que sea proporcional a las funciones que debe desempeñar y a los aportes que realiza a la economía. Es de esperarse que el presupuesto de 2019, refleje el desarrollo de la consciencia estatal que se requiere para apuntalar los objetivos de esa oficina, la que tiene una alta responsabilidad en el logro de la meta presidencial de 10millones de visitantes turistas al año.
De modo que para abrir un despertar de consciencia sobre este particular ampliamente vinculado al turismo y a la meta de lograr 10 millones de turistas para la nación por año, nos permitimos aquí ofrecer cifras y datos provenientes del último estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sobre la industria cultural. Este estudio fue realizado por el consultor Lázaro L. Rodríguez Oliva quien trabajó balo la coordinación de la también consultora Alejandra Luzardo, estudio publicado en agosto del cursante año de 2018, es decir, que es lo más actualizado que tenemos sobre el particular.
En el país, en relación con el PIB, solo hay referencias al gasto en bienes y servicios culturales, que representaba 1,5%, según un cálculo del Banco Central de la República Dominicana y del Ministerio de Cultura (2016: 14). De forma más especiada, “de este monto, el 86,9% fue efectuado por el sector privado, compuesto por los hogares y las empresas privadas financieras, educativas, telefónicas, fundaciones, centros culturales e instituciones sin fines de lucro); mientras que el restante 13,1% fue realizado por el sector público” (2016: 16). Lo cual demuestra que la Oficina Nacional de Derecho de Autor requiere un presupuesto que le permita cumplir su objeto, garantizando con ello mayor efectividad y mayor productividad del sector.
La estadística con relación al sector da cuenta de la existencia de 2.042 empresas: 650 de artes visuales, 494 de educación cultural, 380 de audiovisual y radio, 371 empresas de libros y publicaciones, 87 de artes escénicas y espectáculos, y 60 de música, según el Directorio Nacional de Empresas Culturales (Banco Central de la República Dominicana y Ministerio de Cultura, 2016: 46). El renglón música no es muy numerario pero si tiene un peso específico que amerita una política pública focalizada desde ONDA y desde el ministerio de educación como vía para el desarrollo de sus potencialidades.
Las exportaciones de las industrias creativas correspondieron, en 2012, a 198,37 millones de dólares (Unctad, 2016: 44). Aunque la música dominicana es un sector dinámico, el sector líder fue el que engloba los bienes de diseño de modas y joyería, los que, combinados, representaron 172 millones de dólares en ese año. Las artesanías alcanzaron los seis millones de dólares en 2015 (Unctad, 2016: 44). Esto números muestran el descuido en el renglón musical o, lo que es lo mismo, que la política pública no está cumpliendo su rol. Los proyectos y los acuerdos para que profesores de música ocupen un papel importante en la tanda extendida del ministerio de educación va en el camino correcto, pero no se sabe hasta dónde esto incluye inversión en los instrumentos musicales que se requieren como herramientas indispensables para la consecución del objeto buscado.
Según la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) refería que, en 2010, “unas 421.306 personas realizaron alguna actividad vinculada a la cultura, lo que representa un 10% del total de la población ocupada del país. Estos números vuelven a mostrar el potencial del sector, por tanto, el diseño de la adecuada política pública ha de incluir una estrategia bien definidas hacia todas las áreas de las llamadas bellas artes. A pesar del influjo de las mentalidades mercantilistas que soslayan el mundo del arte la verdad es que naciones como dominicana pueden ser altamente competitiva en materia de cultura con solo implementar una política bien definida y mejor aplicada. Ojalá estos estudios con la credibilidad de quien los ha puesto en evidencia provoquen la necesaria rectificación.
Para el 2014, la participación de los ocupados en actividades vinculadas a la cultura dentro de la población ocupada total, se situó en 12,5%, al registrar un total de 468.324 personas ocupadas en dichas actividades” (Banco Central de la República Dominicana y del Ministerio de Cultura, 2016: 14).
Siempre estuvo en la mentalidad de Juan Bosch, hacer del país una potencia cultural, sin embargo, los gobiernos del PLD, no se han dado por enterados de la importancia que reviste la inversión en cultura. Incluso, el área cultural del partido de la estrella amarilla, siempre fue muy dinámica, en los últimos años, ha decaído pues las actividades del partido se centran más en el denominado arte comercial popular, que en el plano cultural.
La rectificación y abandono de lo que no funciona por lo que si funciona ha de estar siempre presente en los diseñadores de políticas, quizás se animen luego de estos números. DLH-18-10-2018