Este domingo 28 de octubre es la segunda vuelta de las elecciones en Brasil y, lamentablemente, el candidato de la ultraderecha Jair Bolsonaro, es favorito en las encuestas para salir vencedor y convertirse en el próximo presidente de esa nación suramericana.
Eso es una pena y una vergüenza. Bolsonaro es un político sin ninguna visión, sin ninguna propuesta clara para conducir Brasil, tiene 24 años en el congreso y nunca ha presentado un proyecto de ley trascendente, es un ex-capitán del ejército que piensa como un guardia, que admira y defiende a las dictaduras militares de Brasil que masacraron a esa nación en la década de los 50 y 60. Bolsonaro es un irrespetuoso, un provocador, un hombre sin escrúpulos y sin ningún nivel de cuidado para actuar. Ha sido condenado a pagar varias multas por irrespeto y ofensa contras las mujeres y contras las minorías étnicas. Bolsonaro es una especie de hombre de las cavernas moderno, un salvaje e irracional que de repente, por esta nueva tendencia de la política mundial, se ha convertido en una opción de poder.
Está situación de Bolsonaro encuentra algún nivel de explicación cuando vemos lo que está pasando en la política mundial. En términos políticos el mundo está caminado al revés. Las opciones de derecha, irracionales, absurdas, anti-inmigrantes, xenófobas, racista, irrespetuosas y salvajes están ganando espacio en muchas naciones del planeta.
En eso tienen mucha responsabilidad los partidos progresistas y de izquierda, los cuales han fracasado en sus gestiones de gobierno y han estigmatizado sus administraciones con altos niveles de corrupción o de ineficacia. Esto ha dado como resultado que políticos sin ninguna experiencia, irracionales, llenos de odio e irrespeto, con planteamientos absurdos, sean hoy los gobernantes de importantes naciones del mundo: Donald Trump en Estados Unidos, Vladimir Putin en Rusia, Rodrigo Duarte en Filipinas, Enmanuelle Macron en Francia y muchos otro más.
El candidato que adversa a Bolsonaro, Fernando Haddad, es un hombre con visión, un estadista, respetuoso, preparado, con experiencia, un digno político para dirigir una nación como Brasil. Fue el Ministro de Educación de los gobiernos del presidente Lula Da Silva y dirigió la mayor revolución educativa que se ha hecho en Brasil en toda su historia. Asimismo, fue Alcalde de la ciudad de Sao Paulo y demostró una gran eficacia como gerente y como planificador de acciones en favor de la ciudadanía. Haddad, es el delfín del histórico presidente Lula, quien no pudo ser candidato porque la clase dominante de Brasil le hizo un proceso judicial y lo metió preso de manera injusta y arbitraria.
Lo más lógico, lo más conveniente, lo más útil y lo que más se corresponde con la historia de Brasil es que Fernando Haddad, el delfín de Lula, gane las elecciones y se convierta en presidente de esa nación, la cual sufre una de sus peores crisis económica y política de todos los tiempos. Pero, una gran parte de la población de Brasil se ha encariñado con Bolsonaro, un político irracional, temerario y desequilibrado que de ser elegido presidente, llevará a Brasil a una crisis peor y será un gran peligro para toda América Latina.
Ante esa realidad tenebrosa, solo podemos decir: Si gana Bolsonaro, pobre Brasil…