Como siempre, los dominicanos somos expertos en todo.
De repente, de la noche a la mañana, aunque con doce horas de diferencia, nos hemos convertido en especialistas en asuntos chinos.
Guacanagarix hablando mandarín.
Ya comenzamos a escuchar las voces de los expertos al vapor en asuntos orientales, diciendo que la República Dominicana no va a conseguir absolutamente nada con China, pues no está en condiciones de abastecer las necesidades de esa gran nación en ningún renglón específico.
¡Bárbaros!
¿Qué país del mundo lo está?
No sabemos si quienes han expresado estos comentarios lo hacen con ganas de joder o por flagrante ignorancia.
No tenemos conocimientos de un país en este globo terráqueo, que tenga la capacidad de auto abastecerse.
Ni siquiera la misma china con su inmenso territorio de más de 9 millones de kilómetros cuadrados, con cinco husos horarios, aunque la hora es igual en todo su territorio y con diferentes climas que van desde el polar en el norte, templado en el centro al cálido en el sur.
La República Dominicana, con menos de 49,000 kilómetros de territorio y una población de alrededor de diez millones de habitantes, (un barrio en china) se ufana de que produce el 85% de sus necesidades alimenticias. Cosa que muy pocos países pueden jactarse y los nuevos peritos sino-dominicanos pretenden que abastecemos a China.
Las relaciones con la República Popular China, deben ser orientadas en múltiples direcciones. La primera, desde luego es, generar divisas y diversificar nuestras reservas monetarias, aumentando nuestras exportaciones a un país con más de mil trescientos millones de consumidores, ávidos de todo tipo de productos y servicios.
Conseguir una buena parte de los más de 130 millones, in crescendo, de los turistas chinos que se desplazan por lo largo y ancho del planeta, consumiendo de todo y mucho.
Colocar a la República Dominicana con sus 8 aeropuertos internacionales, con sus 11 puertos marítimos y con una excelente posición geográfica en el medio del Atlántico, como el centro logístico chino para el continente americano.
Lograr establecer plantas de ensamblajes de vehículos, computadoras, electrodomésticos, etc. Para abastecer un mercado cercano de más de 1000 millones de consumidores en todo el continente.
Esto sin contar con el potencial que nos brinda el hecho de tener acuerdos de libre comercio con más de 48 países.
Pretender saciar todas las necesidades de los chinos en un ramo específico, no es una utopía. Es una locura.
Con los 18 memorandos de entendimiento firmados por los Presidentes Danilo Medina y Xi Jinping, que incluyen, entre otros, comercio, educación, deportes, turismo, aviación civil, recursos humanos, etc. La República Dominicana da un paso en la dirección correcta.
Especialmente en esta coyuntura, pues con nuestro bien ganado asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, nuestro voto en ese importante foro internacional, en un momento dado, es exactamente igual al de China.
No podemos terminar este trabajo sin insertar el omnipresente humor dominicano en los análisis criollos y los bien ponderados editoriales de Radio Bemba.
Dijo un chusco, que lo que el Presidente Danilo Medina tenía que hacer, para que nuestro país alcanzara el desarrollo pleno, era, simple y llanamente lograr que cada chino se desayunara con un mangú elaborado con plátanos dominicanos.
Otro, con un enjundioso análisis, basado, según él, en estudios científicos, le contestó. ¡Ni sembrando toda la isla con musáceas lograríamos una producción suficiente para suplir ese mercado!
Un chino de Bonao comentó:
¡Tiene tola la lazón!
Carlos McCoy
Noviembre 2018