No entiendo, en verdad, porque la mayoría de los dominicanos se desgarran las vestiduras por la llegada al país de un capo cubano estadounidense, que además de vender drogas por más de dos billones de dólares fue colaborador de la CIA y participó en uno de los tantos intentos por asesinar el comandante Fidel Castro; razón por la que no pudo ser deportado hacia su país de origen, como hacen con los dominicanos.
Qué Danilo Medina, sin consultar a nadie autorizara que se escondiera en nuestro país, no debe extrañarnos, no sólo porque el narcotráfico forma parte del Estado dominicano, sino porque las relaciones con Estados Unidos, principal socio económico y político de nuestro país se resquebrajaron notablemente después del rompimiento con Taiwán y el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China, coronada con la visita a Pekín de medio gobierno encabezada por el presidente.
A Estados Unidos hay que complacerlo en todo. No sólo por ese motivo, sino por el tema de la reelección. Danilo precisa, del apoyo norteamericano para intentar re postularse. No le basta con la justicia, ni con el Congreso, donde tendrá que comprar los votos de los legisladores de Leonel Fernández, del Partido Reformista y del PRM, algo a lo que está dispuesto, pero que al parecer le será difícil.
Por otro lado, un ex convicto, que cumplió 20 años en la cárcel, no es motivo de tanta alharaca en los medios de comunicación. Como dijo un “honorable diputado” del PLD, “aquí hay narcos del extranjero y del país por todas partes”. Y es verdad. Lo sabemos. El narco, junto al lavado de activo y la corrupción, formado parte de los gobiernos del PLD.
Eso lo saben, los chinos Bonao y los chinos de China Popular, donde han fusilado cerca de 15 mil funcionarios en los últimos años por corrupción.
La República Dominicana ha sido un puente seguro para el traslado de droga desde Colombia y otros países, hacia Europa y Estados Unidos. Los carteles pagan en especie, razón por la cual una parte se queda en nuestro territorio para la venta y el consumo. Arturo del Tiempo, preso en España por embarcar miles de toneladas de narcóticos, no fue una casualidad, como tampoco lo fue Solano, el zar de la heroína, a quién el PLD le dio obras por más de cinco mil millones de dólares, según consta en la sentencia de la Suprema Corte que autorizó su deportación a Estados Unidos.
El dinero del narco, lavado de activos, del turismo y las remesas de los “dominicanos ausentes”, junto a los préstamos que nos han endeudado hasta el cuello, sostienen al gobierno. Ellos constituyen la fuerza motriz que los mantiene en el poder.
Por el hecho de que el presidente Danilo Medina autorizara subrepticiamente las vacaciones, a cuerpo de rey, de un ex convicto famoso por introducir al territorio americano miles de toneladas de drogas y por contratar sicarios para que asesinaran a los competidores, no hay que sorprenderse.
Un ex capo (¿eso existe?) en un país donde la corrupción y la impunidad prevalecen, no es problema nacional. Además lo protegerán celosamente organismos de seguridad del Estado de aquí y de allá. El sujeto no vino huyendo. ¡Lo trajeron!